El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, voló el lunes a Bagdad para reunirse con líderes iraquíes e instar personalmente al gobierno de liderazgo chií, encabezado por Nuri al-Maliki, a que dé más poder a sus rivales políticos antes de que una insurgencia suní controle más territorio en todo el país y acabe con las esperanzas de una paz duradera.
No se esperaba que la reunión prevista entre Kerry y el primer ministro iraquí, al-Maliki, transcurriera en un clima cordial, dado que las autoridades de Washington han insinuado que el primer ministro debería dimitir como un paso necesario para frenar la violenta insurgencia, reportó The Associated Press.
El encuentro tampoco traerá resultados inmediatos y tangibles, dado que al-Maliki no ha mostrado intenciones de marcharse y las autoridades iraquíes llevan tiempo escuchando —para después ignorar— los consejos de Estados Unidos, para no parecer controladas por el fantasma de la ocupación estadounidense de Bagdad hace ya una década.
Aun así, después de haber sufrido juntos más de ocho años de guerra en los que murieron casi 4,500 soldados estadounidenses y más de 100,000 iraquíes, ambas partes están poco dispuestas a hacer oídos sordos a la posibilidad muy real de que el país vuelva a caer en un brote de violencia sectaria.
«Este es un momento crítico en el que, juntos, debemos instar a los líderes iraquíes a que se alcen sobre las motivaciones sectarias y formen un gobierno unido en su determinación de satisfacer las necesidades y hable por las demandas de todo su pueblo», dijo Kerry un día antes en El Cairo.
Kerry llegó a Bagdad apenas un día después de que los milicianos suníes capturasen dos puestos fronterizos clave, uno en la frontera con Jordania y otro con Siria, agravando la situación de al-Maliki.
Las victorias militares del EIIL en el norte y el oeste de Irak han puesto en evidencia los problemas de las tropas iraquíes, con formación estadounidense. En el norte, las tropas huyeron ante el avance de los milicianos dejando atrás sus armas, vehículos y otros equipamientos. En algunos casos en el oeste, se marcharon cuando los milicianos se acercaron o al conocer la caída de otras ciudades.
Los temores de Obama
El presidente Barack Obama ha advertido que la amenaza planteada por los insurgentes suníes que han sembrado el caos en Irak podría extenderse a otros países de la región como Jordania e insistió en la necesidad de estar «alerta».
«Vamos a tener que estar alerta en general», afirmó Obama en una entrevista con la cadena de televisión CBS grabada el viernes y de la que este domingo se emitieron unos extractos, reportó la agencia Efe.
El inquilino de la Casa Blanca indicó que el problema ahora mismo es que los radicales suníes del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) están desestabilizando Irak.
Obama advirtió, con todo, que esa amenaza podría ampliarse y «contagiar» a países aliados de Estados Unidos como Jordania.
«Creo que su ideología extremista plantea una amenaza a medio y largo plazo», indicó el mandatario, quien señaló que la solución no es enviar tropas estadounidenses cada vez que emerge uno de estos grupos radicales.
«Vamos a tener que contar con una estrategia más focalizada y tendremos que establecer alianzas y entrenar a los agentes de policía y militares locales para que hagan sus trabajos», subrayó el mandatario.
Los insurgentes suníes del yihadista EIIL capturaron en las últimas horas otras tres localidades de la provincia de Al Anbar, su feudo en el oeste de Irak.
Obama, quien lideró la retirada de las tropas estadounidenses de Irak en 2011, anunció esta semana que enviará 300 asesores militares estadounidenses al país árabe para ayudar en la lucha contra los radicales islámicos.
Los asesores tratarán de determinar «el estado y cohesión» de las fuerzas de seguridad iraquíes, que han visto como unos 90,000 soldados abandonaban sus filas este mes ante la ofensiva en el norte del país de EIIL.
El escenario
Los insurgentes se hicieron con el control clave de Mosul, la segunda mayor ciudad del país, en una operación que forzó el desplazamiento de unos 500,000 iraquíes y con la que presuntamente EEIL se habría hecho con cientos de millones de dólares depositados en la sede del banco central iraquí en Mosul.
La Casa Blanca se ha apresurado a indicar que el despliegue de los 300 asesores militares no implica que Estados Unidos reinicie las operaciones de combate en Irak y ha insistido en que la solución al problema no pasa por una vía exclusivamente militar.
Lejos de ello, el Gobierno de Obama ha dicho que no favorecerá a ninguna facción dentro de Irak y ha instado al cada vez más impopular primer ministro al-Maliki a formar un gobierno de unidad nacional.
Maliki es el líder de la mayoría chií, que representa a entre el 60% y el 65% de la población del país, frente a entre el 32% y 37% de los suníes, divididos entre árabes y kurdos.
El mandatario, que deberá de crear un gobierno de coalición tras las elecciones legislativas del 30 de abril ratificadas este mes en las que su partido obtuvo un tercio del Parlamento, ha sido acusado de negar a los árabes suníes una representación significativa y de gobernar a favor de los intereses de la mayoría chií.
Univision.com