Crimen en Gesell: creen que el asesino perdió una alpargata

La hallaron en el parque de la casa de la mujer, que intentó defenderse de las cuchilladas.

Pocas pistas y cierto desconcierto rodean la investigación del crimen de la artesana Cynthia Filippone que, se confirmó ayer, intentó defenderse del ataque que terminó con su vida. Se descubrió en la autopsia que tenía cortes en ambas manos, prueba de que las puso adelante en un intento por detener las cuchilladas. Puede también, aseguró un investigador, que haya llegado a rasguñar al asesino.

Por lo pronto, en la escena del crimen –el parque de la casa de la mujer en Villa Gesell– fue hallada una alpargata y rastros de sangre que podrían pertenecer al agresor. Se cree que el asesino perdió el calzado en un rincón del lugar y siguió ese camino para escapar.

Por ahora, el móvil del crimen es un misterio, aunque para el fiscal del caso, Eduardo Lizarraga, está descartado que se haya tratado de un intento de robo.

Filippone (40) fue asesinada en la tarde del lunes, pasada las siete de la tarde, cuando ya había caído el sol. Salió al patio de su casa y allí alguien la atacó en las sombras: la hirió en la cara y el cuello con un cuchillo o una punta filosa. Perdió mucha sangre. Antes de desplomarse entró a la casa (un chalé que alquilaba en la esquina de 111 y 6), le puso cerrojo a la puerta e hizo que sus hijos cerraran las ventanas. Allí, frente a ellos, se desangró.

El varón tiene 6 años y su hermana 8. Ambos están en estado de shock y los investigadores aún no pudieron escuchar su versión. Se sabe que oyeron los gritos de su mamá y que no vieron al agresor.

El fiscal confirmó además que la pareja de la artesana, Daniel Hernández, de 46 años, y su hijo de 22, un joven que tienen problemas psiquiátricos, son testigos del caso. Ellos habían dicho que a la hora en que se produjo el crimen estaban caminando por la playa.

Descartada la hipótesis del robo, en un principio ambos fueron potenciales sospechosos para los investigadores, pero algunos testimonios recogidos y la cámara de vigilancia de un hotel en la costa los ubican lejos de la escena del crimen.

Fuente: Clarín