Los ladrones hicieron sonar la alarma de un local para engañar a un vigilador. Robaron la recaudación de 4 días.
En medio del silencio y la oscuridad de la noche, los ladrones sorprendieron al único vigilador que había en el predio. Lo golpearon y lo obligaron a cortar el sistema de alarma perimetral del lugar. Luego se metieron en las oficinas administrativas, rompieron varias cajas de seguridad y robaron al menos 350.000 pesos. Antes de irse destruyeron la grabadora donde quedan registradas las imágenes de las cámaras. Hasta anoche no había detenidos.
El episodio, que se dio a conocer ayer, ocurrió durante la madrugada del lunes en el Jardín Japonés, en el barrio porteño de Palermo.
A sólo 200 metros está la sede de la División Policía Montada de la Federal.
“Los ladrones tenían información porque sabían que por el fin de semana largo no había bancos y estaba la recaudación de los cuatro días. Además, los ladrones esperaron que se fueran dos vigiladores que había en el predio y cuando quedó uno solo, lo sorprendieron.
Es el primer robo grande que sufrimos desde que yo estoy acá ”, explicó a Clarín Malio Sakata, gerente de obras y mantenimiento del Jardín Japonés, desde hace 25 años.
El hecho empezó alrededor de las tres de la mañana. Los ladrones hicieron sonar la alarma de un negocio de regalería que está dentro del predio, a más de 100 metros del puesto de vigilancia.
“Hicieron inteligencia previa. El vigilador fue al negocio de regalería donde sonaba la alarma y ahí fue sorprendido por al menos tres ladrones armados. Los delincuentes golpearon al custodio y lo obligaron a cortar el sistema de alarmas del lugar. Luego lo ataron con precintos y lo encerraron”, contó Sergio Miyagui, el jefe del Departamento de Prensa del Jardín Japonés.
Con las alarmas desconectadas, los ladrones fueron hasta las oficinas administrativas, que están a metros de Avenida Del Libertador y Casares. En el camino fueron dando vueltas todas las cámaras de seguridad del lugar.
Los ladrones rompieron las puertas de las oficinas administrativas ubicadas en un primer piso. Abajo está el restorán y la sala de té. Allí dieron vuelta y destruyeron todo lo que encontraron.
“El dinero estaba en cajas metálicas chicas con llaves. A todas las reventaron en el lugar y se llevaron la plata. A los asaltantes sólo les importaba el dinero porque dejaron en el lugar computadoras notebook (portátiles) y de escritorio”, resaltó Sakata.
Con el dinero en su poder, los ladrones fueron a la habitación en la que están los equipos de grabación, los arrancaron y los arrojaron a los espejos de agua tradicionales del Jardín.
“ De casualidad encontramos la grabadora en el agua. Como los lagos son bajos y las aguas transparentes, la vimos”, contó uno de los empleados del lugar.
El vigilador logró sacarse los precintos y salió corriendo a la calle. En ese momento justo pasaba por la calle Casares un patrullero con dos policías de la comisaría 23° (con jurisdicción allí) que estaba custodiando la zona.
Fuentes policiales contaron que la noche del domingo había tres vigiladores privados custodiando el predio, pero que a las dos de la mañana del lunes se retiraron dos al finalizar su jornada laboral. Por eso, en el momento del golpe sólo quedaba un custodio.
El espacio, denominado formalmente “Complejo Cultural y Ambiental Jardín Japonés”, fue declarado “Bien de Interés Histórico-Artístico Nacional” en el año 2008. El lugar es administrado por la Fundación Cultural Argentino-Japonesa y se autofinancia, sin recibir subsidios externos.
El predio de casi tres manzanas cuenta con un lago artificial de 10 mil metros cuadrados.
Fuente: Clarín