El proyecto de ley del massismo para modificar la Ley Orgánica de las Municipalidades y que tiene como eje la limitación de la reelección de los intendentes y concejales a un solo período, marca el esfuerzo del diputado tigrense para no perder la iniciativa política. Éste, con su ofensiva contra el proyecto oficialista de reforma del Código Penal, consiguió poner en jaque al gobierno, que optó por frenar el tratamiento legislativo del tema antes de que el Frente Renovador se convirtiera en el abanderado de casi toda la opinión pública.
Ahora, el nuevo proyecto se introduce en otras profundidades. Es evidente que la irrupción en escena del FAU como gran alternativa no peronista disparó una alerta amarilla en el Tigre. En materia de lucha contra la corrupción y defensa del sistema republicano el massismo, por su origen kirchnerista, está en inferioridad de condiciones para competir con el frente de centroizquierda. De ahí que la nueva ofensiva pasa por reafirmar la renovación en la política, que es en definitiva la idea emblemática del Frente Renovador. Tal vez el proyecto incurra en una exageración de las autonomías municipales al proponer que cada comuna pueda fijar su fecha de elecciones locales. De llegarse a esto, por ejemplo una elección anticipada en La Matanza, por su peso cuantitativo, podría inclinar la balanza en muchas elecciones municipales que se realicen posteriormente. No hay duda de que la iniciativa apunta a reforzar al electorado independiente -el mismo que aspira a captar UNEN- pero genera obvias resistencias entre la dirigencia del PJ, habituada a practicar minuciosamente la reelección indefinida. También parece una convocatoria encubierta a que las segundas líneas del peronismo bonaerense den el paso al frente para intentar reemplazar a los viejos caudillos. Obviamente, de llegarse a la sanción de esta ley, habría que considerar el actual período de los intendentes como el primero, quedándole uno más si son reelectos.
Consecuencias imprevisibles
El caso es que esta profundización de la renovación, si Massa la sostiene, llevaría más temprano que tarde a un cuestionamiento mayor, el de la reelección indefinida de los gobernadores. San Luis, Catamarca, Santa Cruz, La Rioja y Formosa, cinco provincias medularmente peronistas, sostienen la vigencia de la reelección indefinida. Santa Fe carece de reelección y Buenos Aires y Córdoba la tienen por un solo período, al igual que la Capital Federal, donde Mauricio Macri apoyó el proyecto massista. Misiones y Corrientes permiten hoy una sola reelección y José Luis Gioja, mediante una consulta popular, consiguió materializar su tercer mandato, lo que no logró en Santiago del Estero -fallo de la Corte Suprema mediante- el ex gobernador de Santiago del Estero Gerardo Zamora. En cambio, en Tucumán, José Alperovich sí consiguió, reforma constitucional mediante, su tercer mandato. En síntesis, el nuevo ímpetu renovador de Massa podría amenazar a los caudillos peronistas de las provincias más pobres que si algo no quieren es que se instale el debate sobre la reelección indefinida. Es obvio que la oposición, incluyendo el massismo, carece de número en las legislaturas de esas provincias para modificar las constituciones locales y limitar las reelecciones. Pero otra cosa sería la instalación del debate político acerca de la eternización actual de los gobernadores e intendentes del interior. Esta discusión, si tiene impulso mediático, podría costarles a aquellos unos cuantos votos.
En síntesis, presionado por la aparición de un poderoso competidor como el FAU, Massa huye hacia adelante redoblando la apuesta. En esta carrera, favorecería indirectamente la aproximación de varios gobernadores a Daniel Scioli que, si algo garantiza, es no entrometerse con las constituciones provinciales.
La promoción del voto electrónico y la eliminación de las listas sábana complementan este menú para intentar permanecer en la pole position.
informadorpublico.com