Los restos óseos que fueron encontrados la semana pasada en Berisso durante un rastrillaje dispuesto para encontrar el cuerpo del estudiante de periodismo Miguel Bru, asesinado y desaparecido en 1993, no son humanos, informaron fuentes judiciales
Así lo determinó un antropólogo forense que analizó el material en la sede de la Asesoría Pericial donde quedó secuestrado, tras ser levantado del cañaveral ubicado en 13 C y 170, de Berisso.
Si el especialista confirmaba que eran humanos, se ponía en marcha el cotejo de ADN para comparar el de esos restos con el de los padres de Miguel, Rosa Schonfeld y Néstor Bru.
Por su parte, el fiscal Fernando Cartasegna aseguró que el rastrillaje continuó avanzando ayer en el mismo sitio donde se estaba excavando, hallándose otros siete huesos, un anillo, un portadocumentos quemado, un retazo de tela entretejida de color verde y restos de una zapatilla que pertenecería a la suela levantada la semana pasada. Lo primero que hizo el fiscal fue preguntarle a Rosa si alguno de esos elementos pertenecían a su hijo, pero la respuesta fue negativa. “El documento lo teníamos nosotros y no sacó nunca un duplicado, y tampoco usaba anillo; él solamente llevaba un pañuelo en el cuello”, recordó Rosa.
Ayer mismo, Cartasegna ordenó limpiar otro sector del mismo terreno, a 30 metros de donde se está excavando, para comenzar allí un nuevo rastrillaje, informaron fuentes judiciales. Así lo resolvió por los datos aportados por un testigo de la zona. “Más allá de las distancias, todos apuntan al mismo lugar”, destacó un pesquisa.
El hallazgo había aumentado las expectativas de los investigadores y de la familia Bru, quienes la pasada semana dijeron sentirse esperanzados por las apariciones. El lugar donde se realizaron los rastrillajes continuará custodiado por personal de Prefectura Naval, hasta que el fiscal dé por terminada la búsqueda.
Miguel fue torturado, asesinado y posteriormente desaparecido por personal policial de la comisaría Novena de La Plata, el 17 de agosto de 1993, según determinó la Justicia.
En 1999, en juicio oral y público, los ex policías Walter Abrigo y Justo López fueron condenados a prisión perpetua por el crimen, mientras que el ex comisario Juan Domingo Ojeda y el ex oficial Ramón Cerecetto fueron sentenciados por encubrimiento.
Se hicieron más de 40 operativos para encontrar el cuerpo. Ninguno resultó.
Fuente: Diario Hoy