Fueron en las oficinas de un arquitecto, dos estudios jurídicos y un estudio contable. Y hubo más operativos en Capital. Deriva de una causa en la que se habían secuestrado 114 kilos de cocaína.
La sombra de los narcos colombianos –y de los millones que manejan en el país– volvió a proyectarse ayer sobre Nordelta , una de las zonas más exclusivas del Norte del conurbano bonaerense. Por orden del juez federal de Lomas de Zamora, Alberto Santamarina, se allanaron las oficinas que un conocido arquitecto tiene en el sector llamado La Bahía de ese complejo de Tigre.
Lo que sospecha el juez es que, a través de su empresa constructora –responsable de grandes emprendimientos en la “ciudad pueblo”, como la llaman sus vecinos–, este arquitecto habría lavado dinero proveniente del trafico de cocaína, ya que parte de sus clientes eran ciudadanos colombianos detenidos en grandes operativos.
En la misma línea de investigación, también en Nordelta, se allanaron dos estudios jurídicos, un estudio contable y dos domicilios particulares. Curiosamente, los operativos en Tigre estuvieron a cargo de policías de la Metropolitana.
En ninguno de los operativos hubo detenciones porque ése no era el objetivo. La orden era sólo recolectar documentación. Siguiendo la ruta del dinero de narcos colombianos, el juez pretende establecer si hubo dinero de las drogas detrás de construcciones, compras de jugadores de fútbol y emprendimientos comerciales varios.
La pista que sigue Santamarina y provocó también otros allanamientos simultáneos en La Matanza y los barrios porteños de La Boca, Palermo y Monserrat surgió de un operativo concretado el 28 de octubre del año pasado.
Por entonces se decomisaron 114 kilos de cocaína que habían llegado desde Bolivia vía Salta, cruzando todo el país en una camioneta durante el domingo 27, cuando fueron las elecciones legislativas nacionales. La droga estaba guardada en un estacionamiento subterráneo de la Avenida 9 de julio.
Al secuestro de la droga le siguieron 29 allanamientos en distintos countries y barrios cerrados de la zona Norte, entre ellos Nordelta. En total hubo 11 detenidos, ocho colombianos, un peruano y dos argentinos. La mayoría de los implicados eran acomodados vecinos que vivían como empresarios adinerados y se habían radicado legalmente en el país.
En esa causa de octubre pasado –conocida como “Fondo Blanco” o “Luis XVI”– se intervinieron 50 líneas telefónicas que fueron monitoreadas las 24 horas. Fue así que se llegó a los 114 kilos de cocaína y también a los ciudadanos colombianos sospechados de lavadores .
En una de esas conversaciones, el colombiano Jesús Antonio Yepez Gaviria –detenido entonces y actualmente procesado– habla con el arquitecto cuyas oficinas se allanaron ayer. Yepez vivía en el Barrio Los Castores de Nordelta y había hecho muchos negocios con la empresa constructora del argentino. Ambos estaban exultantes por el anuncio del Gobierno de un nuevo plan para blanquear capitales: –Arquitecto: Che, Antonio, ¿viste el tema del blanqueo?
–Yepez: Sí, increíble ¿no?
–A: Sí, qué loco no? Después hablemos de eso, porque si va a salir eso tenemos que hacer algo, tenemos que tener un producto, Antonio. Yo decía, hacer alguna torre en algún lado, un edificio en algún lado, algo tenemos que pensar, Antonio .
–Y: Yo sé que eso va a funcionar porque… ¿Cómo no va a funcionar si necesitan blanquear la plata de ellos?
–A: Pero está claro. Sí, es así .
Otra punta que sigue la investigación se relaciona con tres hermanos colombianos. Fabián, John Eduard y Reymond Antony Martínez Grajales. Los dos primeros fueron detenidos en octubre. Los hermanos habían montado un lavadero –bautizado “Los Magníficos” – a la entrada de Nordelta y también fundaron una empresa de compra y venta de futbolistas.
Todo el grupo, a su vez, se reunía diariamente en una iglesia evangélica de Pacheco. De hecho, el pastor a cargo de la congregación fue uno de los primeros detenidos de la causa. No parece casualidad que el mismo culto esté siendo investigado en Colombia, también por lavado.
Fuente: Clarín