El presidente dijo que, horas antes del arribo de los cancilleres sudamericanos, su gobierno detuvo a tres generales; acusó a Capriles de ser el responsable de las 36 muertes que dejaron las protestas.
Nicolás Maduro recibió ayer a los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas ( Unasur ), que llegaron como parte de una misión de observación, con una carta sorpresa debajo de la manga presidencial.
«Anoche, capturamos a tres generales de la aviación que veníamos investigando, gracias a la poderosa moral de nuestra fuerza armada. Tres generales que pretendían alzar a la fuerza aérea contra el gobierno legítimamente constituido», anunció ayer el presidente.
Fue una bienvenida muy al estilo de la revolución bolivariana; la primera presión del mandatario a unos ministros que llegaron con pies de plomo. Maduro acusó a los presuntos sediciosos de «tener vínculos probados con la oposición; en Venezuela hay activado un plan para desestabilizar el país».
En sus 11 meses como presidente, Maduro denunció una treintena de golpes, conspiraciones y magnicidios, sin ninguna prueba; hasta ahora todos quedaron en la nada. Una retórica heredada de Hugo Chávez que ya quedó instalada en el Palacio de Miraflores.
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