Cada vez existen más bares que ofrecen, además de sus tragos típicos, juegos de mesa y otros pasatiempos como PlayStation, arquería y dardos. La movida surgió en Palermo y ahora se expandió a otros barrios.
La noche porteña siempre se reinventa, cambia, tiende a modernizarse. En los últimos años apareció entre penumbras una propuesta particular y novedosa, que rompió los esquemas de los pubs tradicionales y fue creciendo al compás de los grandes polos gastronómicos. Se presentan como bares lúdicos, con comida a la carta y juegos de cartas, piezas de sushi y de burako…
La idea puede sonar de las viejas cantinas con pool y ping pong, de las que hay en abundancia en la Ciudad. Los bares lúdicos, no obstante, se destacan por los juegos de mesa u otras atracciones como metegol y PlayStation. Y si bien apuntan a un público adolescente, es común ver a los grandes entretenerse como chicos, tan distendidos como concentrados por ganar.
Acá-Bar, tal vez uno de los primeros locales que se asentaron en lo que hoy se conoce como Palermo Hollywood, ofrece un amplio menú de juegos con Pictionary, Carrera de Mente, Palabras Prohibidas y Jenga gigante, todos gratuitos (sólo se paga la consumición). José Luis Navarro es encargado del lugar y cuenta que la idea original fue trasladar las actividades propias de una casa a un bar. «Es un clima familiar, amistoso, con grupos que vienen a celebrar cumpleaños, casamientos, despedidas y hasta divorcios…», relata. Y se embala: «Ha sucedido que mucha gente se conoció a partir de jugar con la mesa de al lado, por el simple hecho de pasar el momento».
A pasos de Plaza Serrano, por la calle Borges, Cómo te extraño Clara presenta un sistema similar, en una vieja casona de dos plantas reciclada. La especialidad de la casa son los tragos, pero también está adaptada para realizar eventos empresariales o fiestas de cumpleaños.
Para aquellos que son más proclives a los juegos movidos, Jobs, en Barrio Norte, no puede faltar en la agenda. Abierto de martes a domingo, el local cuenta con un espacio para bar, uno para restaurante y otro para los pasatiempos. En este último, dicen, hace la diferencia. Por sus dimensiones, incorporaron pistas de arquería, un llamativo set de dardos electrónicos y un metegol gigante (para 12 personas), además de los juegos de mesa. Y para la generación tecnológica, disponen de cuatro PlayStations, que se alquilan por media hora con juegos de fútbol y otros.
En esta línea, Acatraz es un «multiespacio», según anuncia su página web. Ubicado en Almagro, sobresale por las cuatro canchas profesionales de bowling, otras tantas de pool y un auditorio para 230 espectadores.
Todo, acompañado de minutas, parrilla, pizza o picadas.
Fuente: La Razón