Robos a pasos del Obelisco

Los vecinos y comerciantes de Diagonal Norte entre Cerrito y Plaza Lavalle pidieron seguridad ante una serie de hechos que ocurrieron en lo que ellos denominan «la cuadra del terror». Denuncian que hay 20 jóvenes indigentes que arrebatan, roban y asustan con violencia a transeúntes y automovilistas.
De hecho, desde hace cuatro años piden que la Policía efectivice el «desalojo definitivo» de este grupo instalado en distintos sectores de la 9 de Julio, Diagonal Norte y Corrientes y reunieron 800 firmas en tres días para pedirle al gobierno porteño que instale «un guardia las 24 horas», pero les respondieron de manera negativa.

Los vecinos enviaron su solicitud al Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad el 19 de febrero. Veinte días más tarde recibieron la respuesta, mediante un documento firmado por un funcionario de Policía Metropolitana. La misiva afirmaba que, debido a que el personal policial ya estaba asignado a las comunas 4, 12 y 15, entre otros puntos de la Capital, era «imposible acceder» al pedido de mayor presencia de la fuerza en el área.

La negativa oficial para el reclamo de vecinos y comerciantes llegó exactamente una semana después de un serio incidente que terminó con tres heridos y cuatro detenidos. Fue luego de que un grupo de indigentes agrediera a una pareja que se negó a darles monedas según informa el diario Clarín.

Los comerciantes de la zona denominaron el tramo de 100 metros de Diagonal Norte entre Cerrito y Plaza Lavalle la «cuadra del terror» debido a que, según explican hay arrebatos «todo el tiempo y muchos de los afectados son turistas». El dueño de un restaurant ubicado sobre Roque Sáenz Peña se quejó porque los arrebatadores «ahuyentan a los clientes».

Asimismo, denunciaron que muchos de estos delincuentes se hacen pasar por limpiavidrios para robar objetos de valor a los automovilistas cuando estos circulan con la ventanilla baja.

Sin embargo, fuentes de la Policía Federal informaron que durante el día hay un agente por cuadra y durante la noche, un patrullero cada cuatro o cinco cuadras. Si bien la fuerza admite que hay inseguridad en esa zona, de acuerdo con sus estadísticas, los robos no aumentaron allí.

«No hay delitos graves, tampoco se rompen vidrieras, pero sí hay arrebatos y pungas . El centro está cada vez más lleno de marginales y, por ende, es imposible que no se registre ningún delito», detalló el jefe policial, quien añadió que son personas a las que nadie ayuda y que son tratadas «como perros».

No obstante, subrayó que aunque «todos se quejan de que los asaltantes entran por una puerta y salen por la otra», cuando la fuerza atrapa a un delincuente, «la mayoría de las víctimas después se niega a ir a reconocerlo para no perder tiempo».
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