Sacar a Lionel Messi del contexto futbolístico del Barcelona sería no entender realmente de qué se trata esto que nace vaya uno a saber bien dónde, se profundiza en Holanda con Stefan Kovacs, Rinus Michels y un mucho allí y otro mucho en España con Johan Cruyff, se traslada a La Masía catalana –por lo que se puede ver y disfrutar la más maravillosa usina–escuela de fútbol del mundo– y alcanza esta espléndida realidad con un grupo mayoritariamente “de la casa”, incluido el entrenador Pep Guardiola. Messi juega para el Barça y el Barça juega para Messi, así como sucede con el resto de la cofradía de “jugamos a un toque”. Todos juegan para el equipo y el equipo juega para cada uno de ellos.
En un equipo en el que Puyol se “recibió” de jugador de verdad y en el que las consignas son, entre otras, pelota al pie y a quien tiene la misma camiseta, jugar a un toque, volver a empezar aunque aburra a los ignorantes, recordar –como dice hasta el cansancio Angel Cappa– que “para ser profundo hay que ser ancho”, Messi deslumbra como jugador, como goleador y como responsable fundamental de cambiar el ritmo –que no necesariamente es velocidad– a lo que elaboran los orfebres, en especial Iniesta, Xavi, Busquets, Piqué y a lo que acompaña Pedro y, un poco menos, Villa.
Pero, ¿qué ha hecho Messi en términos contables para producir esta distinción particular? Bueno, 58 goles con la camiseta azulgrana en 2010, casi el 40 por ciento de los que metió el fantástico equipo de Pep Guardiola, repartidos entre la Liga 2009/2010 y la que ahora lidera, la Copa del Rey y las Champions League 2009/2010 y la edición actual. En 19 partidos consiguió más de un gol; en 13 ocasiones anotó por duplicado, en cinco convirtió de a tres y en los cuartos de final de Champions le anotó cuatro tantos en aquel fantástico partido en el Camp Nou ante el Arsenal.
Para quienes piden “huevos”, nadie o muy pocos como Messi, uno de los jugadores más golpeados y menos reclamadores del alto nivel mundial. Además, “huevos” es pedir todo el tiempo la pelota y tenerla como nadie y tomar riesgos.
Fuente: Pagina12