Zannini, Oyarbide, Liuzzi y Greppi en una oscura trama de sobrefacturación de la obra pública

Como era de esperar, los flamantes integrantes de La Cámpora en el Consejo de la Magistratura pospusieron la reunión de urgencia que se convocó para tratar la situación irregular -por no decir delictual -en que incurrió en el Juez Federal Norberto Oyarbide cuando suspendió un allanamiento que él mismo había ordenado en una mesa de dinero llamada Propyme y 21 cooperativas más donde se descuentan cheques y se emiten facturas truchas para justificar el sobreprecio de las obras públicas que adjudican Julio de Vido y el secretario del área, José López, actualmente acusado por enriquecimiento ilícito por el fiscal Federico Delgado. La financiera Propyme, cuyas actividades no son claras, fue allanada por personal de la DIFOC de la Policía Federal y, cuando habían revisado una pequeña parte de la información, varios empleados se escaparon con carpetas por puertas laterales. Todo esto hasta que llegó Guillermo Greppi, dueño de la empresa, que enseguida chapeó con que era íntimo amigo de Carlos Zannini, el secretario legal y técnico de la presidencia, y hasta mostró el celular en donde estaba impreso el apellido Zannini y dijo que le pidieron 300.000 dólares de coima para no investigarlo. A todo esto, el subsecretario legal y técnico de la presidencia, Carlos Liuzzi, lo llamó al juez Oyarbide, quien suspendió el allanamiento de inmediato, cuando su obligación era concurrir in situ al lugar allanado para comprobar la grave acusación contra sus subordinados. Pero, en cambio, lo suspendió, cometiendo un grave delito, lo que motivó la iniciación de un sumario de la Cámara Federal, en el cual el juez reconoció que lo hizo por un llamado telefónico de Liuzzi, el subsecretario legal y técnico de la presidencia y mano derecha de Zannini. Y agregó que al día siguiente se presentó Greppi con su abogado a denunciar el pedido de coima.

Anteayer viernes, este empresario desfiló por varias radios para denunciar el supuesto pedido de coima recibido pero negó que haya mostrado su celular con el numero de teléfono de Zannini y sólo dijo ser amigo de la vida de Liuzzi, quien vale la pena señalar que fue denunciado por enriquecimiento ilícito en el mismo juzgado del Oyarbide, quien lo sobreseyó sin importarle que había multiplicado por 34 veces su patrimonio en diez años como funcionario público.

Una historia complicada

Justamente el sobreseído Liuzzi hizo detener el procedimiento contra su amigo Greppi sin tener conocimiento sobre si éste había cometido algún hecho irregular. Todo este procedimiento no sólo es raro sino muy sospechoso, más teniendo en cuenta que la abogada defensora de los policías es Valeria Corballo, quien niega terminantemente que los mismos hayan pedido coima. O sea, la palabra de Greppi contra la de los policías, aunque al parecer declararían otros dos dueños de cooperativas que serían propiedad también de aquél apoyando su denuncia.

Cabe señalar que hace un año, a pedido del administrador de la AFIP, Ricardo Echegaray, Oyarbide allanó la casa de cambio Alec Tours, de larga trayectoria en la city, por la triangulación de los pases de los jugadores de fútbol con clubes de Uruguay y Chile para que ni los jugadores ni los clubes pagaran el impuesto a las ganancias en la Argentina, aunque los pagaban en los países antes mencionados, donde los impuestos son más baratos. Oyarbide ordenó varias capturas, como la del presidente de Alec Tours, Robertino Bielick, y diez personas más, conmoviendo a todo el fútbol argentino. Luego, la Sala I de la Cámara Federal, integrada por Eduardo Freiler, Eduardo Farah y Jorge Ballesteros, declaró nulo lo actuado pero la financiera y casa de cambio Alec Tours quedó muy dañada y la mayoría de sus clientes fueron captados por el nuevo Elaskar, Guillermo Greppi, lo que demostraría que hubo una acción coordinada entre Oyarbide, aquél y otro cambista, Fernando Caparrós Gómez, ligado a los Schoklender, que quieren copar el manejo de las facturas truchas para justificar los sobreprecios de la obra pública encargada por De Vido y López en una trama oscura, peligrosa y muy sucia.
Guillermo Cherashny/informadorpublico.com

La sociedad de Oyarbide, Roncaglia y Berni para «parar» allanamientos

“Acá lo que nadie investiga es la sociedad entre Oyarbide, Berni y Roncaglia para apretar a financieras y sacarles dinero a cambio de no allanarlas”. La frase fue pronunciada por un empresario “arrepentido” de la mafia de los medicamentos a este cronista hace más de un año.

El nombre de la fuente de marras aparece en varias causas judiciales de alto calor político, como el supuesto blanqueo de dinero en los aportes de campaña del año 2007 —donde Cristina Kirchner fue coronada presidenta—, el triple crimen de General Rodríguez del año 2008 y, como se dijo, la mafia de los remedios.
Son tres expedientes que tienen íntima vinculación entre sí y que rozan a la Casa Rosada.
En los últimos días, la trama saltó a la luz gracias a la denuncia de un financista llamado Guillermo Greppi, cuya financiera Propyme sufrió un intento de allanamiento por parte de Norberto Oyarbide en diciembre pasado.
En ese mismo acto, los policías enviados por el juez le pidieron una jugosa coima, acto mismo que desató el vendaval que nadie esperaba. Greppi puso el grito en el cielo y zafó del mal trago por partida doble: nunca pagó ni tampoco fue allanado.
A partir de entonces, comenzó a hacerse carne un crudo interrogante: ¿Los policías pidieron dinero por propia potestad o en nombre de Oyarbide?
La realidad indica que se trataría de esto último, sobre todo si se tiene en cuenta que no es la primera vez que alguien acusa al polémico magistrado de pedir coimas para detener procedimientos judiciales.
No hay especulación sino denuncias concluyentes que hoy reposan en el escritorio del fiscal Ramiro González, quien comenzó a mirar con desconfianza a Oyarbide luego de una serie de sospechosos allanamientos que se dieron en el marco de la mafia de los remedios y que terminaron en nada.
El dato es clave, porque allí fue cuando se terminó de aceitar la relación entre el magistrado y el superintendente de Drogas Peligrosas, Néstor Roncaglia, quienes —junto a Sergio Berni— armaron una maquinaria perfecta para amasar dinero a cambio de detener procedimientos.

El “Ronco” Roncaglia

Néstor “Ronco” Roncaglia nació en Chajarí, Entre Ríos, pero se instaló en Buenos Aires desde muy joven donde estudio abogacía; lo hizo en la Universidad Católica de Salta. Roncaglia es un hombre de bajo perfil, pero muy conocido dentro de la Policía: su carrera lo ha llevado a ser parte de la historia negra reciente del país, a raíz de que siempre encabezó o participó de las investigaciones más mediatizadas de los últimos años.
Según recuerda diario Perfil, antes de desembarcar en la Superintendencia de Drogas Peligrosas, Roncaglia fue el jefe de la DIFOC (División Investigación Federal de Organizaciones Criminales). Esa área la conoce desde la época en que se llamaba Análisis Delictivo. Su “capacidad” para resolver investigaciones complejas lo llevaron a encabezar casos como la mafia de los medicamentos, importantes robos a bancos, el crimen del agente chileno Arancibia Clavel o el caso Schoklender II.
Sin embargo, según referentes de la ONG La Alameda, se trata de “un eterno capo de la Federal nunca removido vinculado al juez federal Norberto Oyarbide (…) En el 2011 en los allanamientos a prostíbulos de Liniers en persona Roncaglia comandó el operativo ordenado por el juez federal Sergio Torres. Los únicos en la ronda de reconocimientos eran dos volanteros”.
“Si se fuera hasta el hueso en esto de las financieras, Roncaglia quedaría separado del cargo”, agregó a este periodista la fuente que aparece al comienzo del presente artículo, empresario de la salud él. Y agregó: “Roncaglia además de llenarse de plata, ascendió y hoy es el titular de Drogas Peligrosas”.
-¿Cómo es la modalidad?
-Aprietan a gente conocida, fijate la desprolijidad de lo sucedido con la causa Narco Vip, con la modelo: un día la detienen y a las 24 hs, sin indagarla, la dejan en libertad.
-¿Cómo aparece la figura de Berni?
-Es que Roncaglia pega el salto bajo el mando de Sergio Berni, anterior jefe de la DIFOC (División Investigación de Organizaciones Criminales de la Policía Federal).
El súper secretario de Seguridad —Berni— es una de las piezas más importantes de la trama, o al menos lo fue. Merced a las órdenes de Oyarbide, fue quien comandó los procedimientos que más generan sospechas hoy en el fiscal Ramiro González.
No son expedientes actuales, sino algunos que cobraron curiosa celebridad en el pasado, como aquel que involucra a la Fundación Madres de Plaza de Mayo o el que investigó presuntos delitos en las ventas de jugadores de fútbol al exterior.

Concluyendo

A tiempo que la trama no termina de explotar, Oyarbide presiona al poder político a más no poder y promete revelar datos que podrían incomodar al poder político.
Presumiblemente esa información tenga que ver con lo que declaró el policía Fabio Ascona, acusado de haber pedido la coima en nombre del Juez. El uniformado involucró al secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y al líder de la CGT Hugo Moyano, catalogándolos de «socios» de Propyme. También salpicó al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Mientras tanto, Oyarbide tiene motivos para aliviarse: por un lado, los representantes del kirchnerismo en el Consejo de la Magistratura se negaron ayer a tratar su caso en la reunión plenaria.
Por el otro, la investigación sobre su persona la lleva adelante el juez Federal Luis Rodríguez, puesto a dedo por el kirchnerismo en un acto que no estuvo exento de escándalo.
Es que, según varias ONG que impugnaron su designación, el magistrado habría accedido al temario del examen escrito del Consejo de la Magistratura antes de la fecha del mismo. En sentido similar, se lo acusa de haber utilizado su influencia como juez para obtener material que luego lo ayudaría en el proceso de evaluación.
Como se ve, Oyarbide no tiene de qué quejarse: Rodríguez es apenas un espejo de su propia naturaleza.
Christian Sanz/informadorpublico.com