No oculta gestos para realzar al macrismo y el radicalismo. Quiere evitar que se pasen al massismo.
Cristina Kirchner quiere revitalizar a la UCR y al PRO para frenar la fuga de dirigentes de ambas fuerzas al Frente Renovador de Sergio Massa.
Lo dejó claro en la apertura de sesiones ordinarias, cuando elogió a dirigentes radicales y bromeó con varios de ellos y se animó a contar un diálogo amistoso con Mauricio Macri.
Pero su discurso tuvo correlato con acciones: desde la Casa Rosada impulsaron un acuerdo para privilegiar a la UCR y al PRO en el reparto de comisiones en la Cámara de Diputados, con la posibilidad que presidan algunas relevantes como las de Educación (que sería para Cobos) y Asuntos Penales (que quiere ocupar Patricia Bullrich).
El control de comisiones no les daría la opción de sancionar leyes pero sí de imponer debates y mantenerse activos. “Tenemos que hacer un acuerdo con los radicales y necesitamos tu comisión”, le confesó Juliana Di Tullio a Adriana Puiggrós, quien nunca entendió cual era el pacto necesario.
En el bloque todavía no entienden porque tanta generosidad. “Si a la UCR le damos Defensa del Consumidor, Educación y Vivienda, no tenemos una explicación para también ceder Educación», afirmaron a LPO.
También por decisión de Cristina Kirchner, el PRO y la UCR participaron del anteproyecto del Código Penal e iban a protagonizar el debate en Diputados.
Massa se anticipó y salió a instalar su oposición a los cambios que hasta ahora había dibujado Eugenio Zaffaroni. Y obligó a radicales y macristas a pedir una pausa en el debate.
Macri incluso tuvo hoy otro gesto inesperado del kirchnerismo años atrás: el juez camporista Sebastián Casanello, siempre afín a las urgencias del Gobierno, evitó enviar al jefe del Gobierno a juicio oral por la causa de las escuchas.
La investigación se abrió en 2009, cuando el jefe de Gobierno era una amenaza electoral. Los tiempos cambiaron. El giro es tan evidente que obligó al propio Macri a aclarar ante los medios, algo incómodo, que «no existe un pacto con Cristina».
Massa armó su fuerza con la base de una veintenta de intendentes, pero este año se esforzó por agregarle alcaldes de otras fuerzas, sobre todo radicales, de donde ya había sumado con Gustavo Posse (San Isidro) y Mario Meoni (Junín), entre otros.
Ahora agregó a Horacio “Pechi” Quiroga (Neuquén), se mostró varias veces con Ramón Mestre (Córdoba) y hasta paseó por Corrientes con Ricardo Colombi, el único gobernador radical que queda.
Al PRO, Massa le robó una parte del electorado independiente que antes se expresaba afín al jefe de Gobierno y ahora las encuestas lo muestran junto al líder del Frente Renovador.
La cuenta que hacen en el kirchnerismo es simple: si Massa empuja para abajo al PRO y al Frente Progresista polarizará con el peronista que gane la interna y en ese mano a mano tiene las de ganar. Es lo que al parecer quiere evitar Cristina, más que cualquier otra cosa.
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