Sorprendió la requisitoria del fiscal Jorge di Lello en la que pide la indagatoria a Amado Boudou y a buena parte de la familia de Nicolás Ciccone, inclusive a sus dos yernos, ya que los ex dueños de la calcográfica son testigos para el juez Ariel Lijo. De modo que, si bien pide la declaración del vicepresidente, lo que causó un gran impacto en la opinión pública y en los medios de comunicación, en realidad le podría estar haciendo un gran favor, ya que podrían ser nulas las principales testimoniales que comprometen a Boudou. Quienes conocen al fiscal di Lello dicen que corre el riesgo de quedar en offside ante la Procuradora General Alejandra Gils Carbó. Ésta podría, llegado el caso, hacerle la “Campagnoli”, es decir, suspenderlo y mandarlo a un jury de enjuiciamiento. Boudou, como se sabe, se presentó voluntariamente ante el juez Ariel Lijo, declarando su inocencia y atribuyéndole responsabilidades a Ricardo Echegaray, el administrador de la AFIP. Éste, por su parte, estaría asustado y amenazaría con “hablar” si lo quieren convertir en el chivo emisario de este hecho de corrupción que conmueve a la opinión pública.
Echegaray acorralado
Echegaray y el vice se acusan mutuamente de ser el que concedió la moratoria a la empresa Ciccone. Pero la gran carta la tiene el Dr. Diego Pirota, abogado defensor del ex ministro de economía, quien presentó una excepción de falta de acción ante la Cámara de Casación que cuenta con dictamen favorable del fiscal Javier de Luca, ligado a la agrupación oficialista Justicia Legítima. Sobre la misma deben decidir los vocales Gustavo Hornos, Mariano Borinsky, recientemente elegido como presidente de esa Sala, y queda la opinión del tercer vocal, Jorge Germiniani, quien fue recusado por Pirota. A los efectos de cubrir la recusación, fue designado Horacio Righi, vocal de otra sala, quien, junto a los otros dos citados, tiene que decidir sobre esta reacusación y en tribunales se sostiene que aceptar la misma es ganarse el odio de Germiniani para toda la vida. Además, habría un escandalete jurídico en la opinión pública y en los medios de comunicación si se otorga la excepción de falta acción que liberaría a Boudou en forma total de la causa. De ahí que esperarían a que se defina la puja entre el fiscal di Lello y el juez Lijo.
El temor de Ricardo Echegaray parte de saber que la presidente dio la orden de defenderlo Boudou. Por otra parte, y no menos importante Jorge Capitanich y Axel Kicillof quieren poner hombres suyos en la conducción de la AFIP, desplazándolo a Echegaray. Esto explica los temores de éste de convertirse en el pato de la boda y que tenga que pagar todos los platos rotos. Acorralado, amenazaría ahora con revelar secretos de la fortuna presidencial.
Guillermo Cherashny/informadorpublico.com