Por primera vez desde que es técnico de Boca, el Virrey comenzará un certamen en el que se juega su puesto.
Carlos Bianchi sabe que está en el ojo de la tormenta. Los malos resultados que tuvo durante el 2013 (que se trasladaron al verano 2014), sumado a la poca puntería que tuvo al elegir los refuerzos y el reciente escándalo por la filtración de los números de su contrato lo ponen como nunca en peligro, siempre hablando de su cargo como técnico de Boca.
Es que Bianchi sabe que más que nunca estará en observación a pesar de ser el entrenador más ganador de la historia del fútbol argentino.
Su pobre presente hace que hasta el más fanático hincha de Boca tenga ciertos reparos de lo que pueda llegar a suceder en caso de un mal arranque en el Torneo Final.
Boca tendrá un comienzo para nada fácil: en la primera fecha viaja a Rosario para enfrentar a Newell’s que contará con Ever Banega (jugador que Bianchi rechazó), en la segunda recibe sin público a Belgrano y en la tercera visita a Atlético Rafaela, la gran revelación del certamen anterior.
Recién en la fecha cuatro, frente a Estudiantes en La Bombonera, Boca (y Bianchi) volverán a contar con el público local que pueda demostrarle apoyo. Pero, ¿qué pasa si se da un comienzo fallido en los primeros tres partidos?
Bianchi tiene contrato hasta fines de 2015 pero hay una cláusula que se puede ejecutar a mediados de 2014 en la que la Comisión Directiva de Boca podría renegociar (y hasta rescindir) el vínculo basados en los objetivos (o no) conseguidos.
Ese es el panorama que le espera al Virrey el domingo próximo domingo cuando comience su andar en el Torneo Final frente a Newell’s: incierto y atípico, pero sin dudas un desafío enorme para su vasta carrera.
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