El autocine está de regreso, plan ideal para nostálgicos

autocineLas funciones se realizan en El Rosedal de Palermo durante los fines de semana. Tiene capacidad para 300 autos y una tribuna para 1200 espectadores. Se proyectan películas nacionales y extranjeras.

Volvió el autocine. Y con ello la “cultura autocine”, con todas las costumbres que la rodean. Se sabe. Están los que van a ver la peli, exclusivamente a pochoclear a cielo abierto en la comodidad del auto; y los que buscan, también en el confort del coche, dar el primer paso con su acompañante, sin siquiera saber el film que se proyecta. Pero, en fin, volvió un clásico porteño.

En el Rosedal del Palermo (Del Libertador y Sarmiento), arrancaron el finde las funciones gratuitas, que forman parte de las decenas de actividades sin costo que están programadas para este verano en la Ciudad. El sábado, cientos de personas disfrutaron de Rápido y Furioso 6, y ayer se proyectó Los Amantes Pasajeros, de Pedro Almodóvar.

El autocine estará abierto los sábados y domingos, hasta el 9 de febrero inclusive. ¿Cómo funciona? Se trata de un espacio que tiene capacidad para 300 coches. También hay una tribuna para 1.200 espectadores y 500 sillas para quienes se acerquen a pie. Los autos pueden comenzar a ingresar a partir de las 19.

Las películas se proyectan en una pantalla de quince metros por diez, con formato cinematográfico 16/9, explicaron desde el Gobierno porteño. Desde los automóviles se puede escuchar el sonido de los filmes a través de una frecuencia modulada, es decir por el estéreo.

¿La programación de las pelis? Sábado 25, Iron Man 3; domingo 26, El Llanero Solitario; sábado 1° de febrero, Séptimo; domingo 2, 20.000 Besos; sábado 8, Wakolda; y domingo 9, Star Trek.

Pero el autocine es sólo una de las tantas actividades de este verano. Habrá tango con Mora Godoy en el Parque Centenario, Circo y Magia en el Polo Circo y shows musicales infantiles en el Anfiteatro de Mataderos, entre otras cosas. Toda la info está en http://agendacultural.buenosaires.gob.ar.

fuente: LA Razón