MAR DEL PLATA.- Entre cierto apresuramiento de la policía por enmarcar el caso en un ajuste de cuentas y la prudencia de la fiscal, que al momento sólo reconoce certezas de un homicidio en ocasión de robo, matizado por una extrema saña de los autores, transcurrieron las primeras 24 horas de investigación del crimen del empresario transportista Leandro Ramiro Fini, quien fue degollado en su casa de veraneo por dos delincuentes que anteayer le robaron 20.000 pesos en efectivo y alhajas de oro que tenía su esposa, a la que dejaron maniatada.
El caso está realzado por algunas particularidades de quien resultó víctima mortal: era íntimo amigo de Mauro Martín, líder de la barra brava de Boca Juniors que está detenido en el penal de Villa Devoto, y no se descarta que el asesinato sea parte de la interna del núcleo duro de esa hinchada o una venganza por alguna disputa que aquél pueda haber cosechado durante su permanencia tras las rejas. A Fini se le reconoce un rol muy importante en los últimos tiempos como ladero de Martín. Lo visitaba en la cárcel y se había ganado la confianza necesaria como para que aquél le asignara la misión de gestionar y concretar los pagos a los abogados de los barrabravas.
La fiscal Andrea Gómez sumó ayer a la causa el resultado de la autopsia. Le aplicaron tres puñaladas en el tórax que le provocaron heridas leves como prólogo de dos cortes tan profundos en el cuello que dejaron la cabeza unida al torso sólo por la columna vertebral. «Pocas veces he visto algo igual», había reconocido la funcionaria a poco de abandonar la casa de Racedo al 5000, en el barrio Alfar, donde hallaron el cadáver.
Ayer, declaró Marisa Plut, la mujer de Fini y madre de sus hijos. No sumó más datos de los que había aportado apenas ocurrido el homicidio. Tampoco reconoció a los autores en el archivo fotográfico de la Delegación Departamental de Investigaciones. Quienes están al frente de la pesquisa creen que la mujer todavía puede aportar algo más.
Con varias hipótesis a mano, la fiscal se aferra a lo que tiene por probado, que es el robo y el homicidio. No tiene elementos aún que la lleven a cambiar la carátula. Pero admitió que hacerse de valores pudo haber sido también una estrategia de los criminales para intentar enmascarar lo que podría ser un crimen por encargo..
Fuente: La Nación