Lo asesinan a balazos delante de su familia para robarle el auto en Wilde

familiaEl hombre, un colectivero de 36 años, volvía a su casa con sus padres y sus dos nenes. Forcejeó con ladrones, que lo mataron de dos tiros y escaparon sin llevarse nada. Su madre sufrió un infarto y quedó internada.

Ricardo Javier Blanco, un colectivero de 36 años que vivía en Wilde, fue la novena víctima de un crimen -entre Capital y Provincia- durante un asalto en lo que va de 2014: 12 días hasta ayer. Eso es una muerte por la inseguridad cada 32 horas.

Blanco murió ayer a la madrugada de dos tiros, cuando quiso evitar que le robaran el auto. Su madre, que presenció todo el hecho, sufrió ahí mismo un infarto y terminó internada en terapia intensiva. La víctima era papá de dos nenes, de 4 y 5 años, y trabajaba como chofer de la línea 98, ramal 116.

Según contaron los vecinos a Clarín, hacía unas semanas que el hombre había vuelto junto a sus hijos a vivir con sus padres, tras una separación. Por eso, en la madrugada del domingo todos regresaban juntos de una fiesta en el Peugeot 207 de Blanco. Cerca de las 2.30, la familia llegaba a la casa, en Heredia al 5900, en el partido de Avellaneda, a unas 15 cuadras del club Reconquista, donde el sábado mataron a balazos a un gendarme. Con sus padres y sus hijos a bordo, el colectivero subió su auto a la vereda como para guardarlo en el garage. Cuando bajó, se encontró con al menos dos hombres que llegaban en un Renault Megane. Le apuntaron mientras le pedían su propio auto.

Blanco, conocido como Javito, forcejeó con los asaltantes. En un momento los ladrones comenzaron a disparar contra el auto, en el que todavía estaban el padre de la víctima y los dos chiquitos, que dormían en el asiento trasero junto a la abuela. Dos balas le dieron en el cuerpo: una en la nuca y la otra en el pecho. Los asaltantes dispararon entre seis y siete tiros desde dos armas distintas (una de ellas, una 9 mm). El auto tenía cuatro orificios de bala: uno en la tapa del baúl, dos en la puerta del conductor y uno que agujereó la ventanilla del acompañante.

Cuando Blanco cayó herido de muerte -falleció horas después en el hospital Presidente Perón, de Sarandí-, los delincuentes huyeron en el Renault sin robar nada. La madre del colectivero sufrió un infarto y se recuperaba en el hospital Eduardo Wilde.

Fuente: La Razón