En el día de publicación del contrato de acuerdo de precios entre el Gobierno y los supermercadistas, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino difundió un duro informe so el ciclo inflacionario en argentina durante la década K. Allí se propone que la inflación acelerada podría estar precipitando la caída del modelo que se apoya en un ciclo de expansión basado en el estímulo al consumo. Además, se destaca que hemos llegado a un punto en dónde las subas salariales no llegan a cubrir los aumentos de precios, lo que dificulta aún más la situación del consumidor medio y nos hunde rápidamente en el abismo.
La inflación sigue siendo la principal preocupación de los argentinos, ya que absorbe constantemente los aumentos salariales que logran sacarse a regañadientes. Y lamentablemente, las estrategias de contención elaboradas por el Estado no apuntan a resolver el problema de raíz. Muy por el contrario, son la causa de un problema que ya está escapando de las manos del Gobierno Nacional.
El último informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) hace hincapié en esta situación y afirma que «se llega fatalmente a una instancia en la cual se acelera la inflación y se detiene el crecimiento del empleo y los salarios reales. Ciclos de este tipo han ocurrido muchas veces en la historia argentina. La particularidad de los últimos años es que fue más largo. En parte, por la profundidad de la crisis del año 2002 que llevó a que recién en el año 2008 se recuperara el nivel de salario real prevaleciente antes de la crisis.»
El informe sugiere que la «década ganada» siempre formó parte (y generó) de un ciclo de inflación creciente que tuvo diferentes etapas, pero siempre lograba ocultarse la verdadera natualeza del problema en la medida de que los aumentos de salario y crecimiento del índice de empleo estaban por encima de las tasas de aumentos de precios. Pero esta situación llegó a su fin de 2013 y se acabaron las posibilades de maquillaje:
> Entre los años 2003 y 2008, el empleo privado formal creció al 9% y el salario nominal al 20% promedio anual, mientras la tasa de inflación era de 14% promedio anual.
> Entre los años 2008 y 2011, el empleo privado formal creció al 2%, el salario nominal al 27%, mientras la tasa de inflación ascendió al 22% promedio anual.
> En el año 2013, el empleo privado formal creció apenas 1% mientras que la tasa de inflación igualó el crecimiento de los salarios en el entorno del 27%.
A partir de estos datos IDESA reconstruye un ciclo que se inicia a la salida de la crisis en 2002 y que consta de tres etapas que conforman un círculo de inflación creciente: un primer período con altos índices inflacionarios pero que lograban ocultarse tras los aumentos nominales de salario y el crecimiento en el empleo. Es decir, que los buenos años K también fueron una sensación de bienestar, en términos comparativos.
Luego se pasa a una segunda etapa de incremento inflacionario esta vez acompañada de menores acrecentamientos salariales y subas en el nivel de empleo. Finalmente, una tercera etapa que estaríamos inaugurando ahora, precisamente, dónde se observa un estancamiento del empleo y un aumento de la inflación superior a las subas nominales de salarios.
Desde IDESA también advierten sobre las recetas K para detener el círculo inflacionario, tales como los acuerdos de precios, ya que no afectan a las causas de la inflación en sí misma, sólo maquillan temporalmente la situación. En contrapartida proponen tres medidas fundamentales para atacar al problema de raíz:
En primera instancia «promover el crecimiento económico basado exclusivamente en estímulos al consumo sin atender la inversión es un proceso no sustentable. Por eso se llega fatalmente a una instancia en la cual se acelera la inflación y se detiene el crecimiento del empleo y los salarios reales. Ciclos de este tipo han ocurrido muchas veces en la historia argentina. La particularidad de los últimos años es que fue más largo. En parte, por la profundidad de la crisis del año 2002 que llevó a que recién en el año 2008 se recuperara el nivel de salario real prevaleciente antes de la crisis. Por otra parte, debido al inédito contexto internacional favorable. Los términos del intercambio, o sea la relación de precios de exportaciones versus precios de las importaciones, son un 30% superior en el año 2012 respecto al año 2003. A esto se suma las históricamente bajas tasas de interés internacionales».
Luego continúan, «llegada la instancia en que la aceleración inflacionaria diluye los aumentos nominales de salario y se estanca la creación de empleos no hay margen para “profundizar el modelo”. Las propias autoridades, más allá del discurso, lo reconocen implícitamente cuando en total oposición a lo que fueron las políticas de la década pasada proponen para el año 2014 que en la negociación colectiva se fijen aumentos de salarios inferiores a la tasa de inflación».
Y finalmente destacan que «una alternativa más promisoria es reconocer el “agotamiento del modelo” y cambiar de estrategia promoviendo aumentos de empleos y salario reales basados en la elevación de la productividad. Esto exige atacar el principal factor generador de inflación que es el enorme desequilibrio fiscal que obliga a la masiva emisión monetaria sin respaldo. En paralelo, entablar un camino de reconstrucción institucional tendiente a recuperar la inversión genuina y la generación de empleos privados productivos».
Accedé al informe completo de IDESA aquí