Los responsables de seguridad de la Nación y la Ciudad, Sergio Berni y Guillermo Montenegro, se acercaron esta madrugada al lugar del conflicto y convencieron a los manifestantes para que levanten la protesta. Igual, siguieron los cruces entre el PRO y el kirchnerismo.
Después de ocho días, un operativo entre el gobierno porteño y el nacional logró levantar la protesta de vecinos de la villa 21 y 21 bis que interrumpían el tránsito en la autopista Illia, a la altura de Retiro, en reclamo de viviendas.
Los responsables de seguridad de la Nación y la Ciudad, Sergio Berni y Guillermo Montenegro, se acercaron esta madrugada al lugar del conflicto y convencieron a los manifestantes para que levanten la protesta.
Montenegro informó que no hubo ningún acuerdo sobre el tema viviendas y remarcó que se resolvió «no ceder ante una extorsión» y mantener una reunión con la autovía liberada.
«Nos pareció importante la venida del secretario Berni, en cuanto a poder plantear de alguna manera lo que tenía que hacer la Ciudad», aunque «hubiera sido interesante que el gobierno nacional estuviera del día uno, como nosotros, planteando una solución», expresó el funcionario porteño.
En tanto, la secretaria de Hábitat e Inclusión porteña, Marina Klemensiewicz, sostuvo que «el señor Berni debería reflexionar porque la realidad es que este conflicto se origina porque estaban tomando terrenos nacionales».
Los manifestantes habían sido desalojados por la Gendarmería de un terreno del ferrocarril Belgrano, donde instalaron sus precarias casillas, por lo que resolvieron cortar la autopista.
Por su parte, esta mañana, el jefe de Gabinete Jorge Capitanich afirmó que «una intervención activa por parte del Gobierno» permitió que se levantara el corte ante la «inacción» del ejecutivo capitalino.
En su habitual conferencia de prensa en la Casa Rosada, Capitanich destacó que el levantamiento del piquete se produjo «por una gestión encarada oportunamente por el secretario de Seguridad, Sergio Berni» e insistió con que hubo «inacción de la Ciudad» en el conflicto.
Fuente: La Razón