La situación en el partido de Quilmes, en el sur del Gran Buenos Aires, donde más de 1000 familias de mínimos recursos invadieron en pocos días ocho terrenos privados para instalarse en viviendas precarias, no tiene vuelta atrás: los ocupantes se quedarán allí, ya que el municipio no contempla la idea de desalojar esos terrenos y, en lugar de eso, busca comprarlos, dijo ayer el intendente del distrito a La Nacion.
Francisco Gutiérrez, jefe comunal quilmeño, explicó que la situación que se originó en Quilmes con las tomas de terrenos, en los días posteriores a la ocupación del parque Indoamericano en la Capital, es de difícil resolución por la escasez de terrenos libres en un distrito donde, según un «censo social» concretado por la municipalidad, hay 23.000 familias con déficit habitacional. Y sostuvo que no apunta a liberar esos espacios, sino a negociar su compra para que las familias instaladas puedan seguir viviendo allí y contar con servicios básicos.
Ocho predios pertenecientes a empresas privadas y a particulares fueron tomados en Quilmes, en las últimas semanas. El mayor asentamiento se produjo en un terreno de 16 hectáreas perteneciente al frigorífico Finexcor, en Bernal Oeste, donde se instalaron unas 800 familias; la mayoría llevó carpas, pero algunas familias edificaron viviendas precarias. Otras 200 familias aproximadamente invadieron terrenos de otro frigorífico, Penta, también en Bernal, y grupos más pequeños ocuparon seis terrenos más en la villa La Matera, San Francisco Solano y otros puntos del distrito.
«Esto se lo debemos a [Mauricio] Macri», dijo a La Nacion Gutiérrez, que ve en la ocupación del Indoamericano el «modelo» imitado por las familias que se asentaron en los baldíos del distrito. Agregó que la «falta de respuesta» del jefe de gobierno porteño al problema de vivienda en la Capital generó esa toma y un efecto dominó en la provincia de Buenos Aires.
En la Capital, permanecían anoche usurpados los terrenos del club Albariño, en Villa Lugano (ver aparte) y cinco hectáreas linderas a la villa 31, en Retiro. Según trascendió ayer, un censo realizado el viernes pasado por el gobierno porteño en este asentamiento cercano a la terminal de ómnibus reveló que había 531 familias (1286 personas), de las cuales el 70% proviene de la villa 31, donde alquila habitaciones. Allí, se denunció la venta de lotes por hasta 10.000 pesos.
En el conurbano, ningún otro distrito sufrió tantas tomas como Quilmes. En la gran mayoría de los casos, los ocupantes son vecinos de los barrios aledaños a esos terrenos. Según la secretaria de Desarrollo Social del municipio, Valeria Isla, hay mayoría de parejas jóvenes con hijos que crecieron en las casas de sus padres y buscan aliviar su situación de hacinamiento mudándose a nuevos terrenos.
Isla afirma que tal es el perfil de las cerca de 1000 familias que ocupan los ocho predios y que no se trata, por lo tanto, de gente llevada por punteros políticos. Ante una consulta de La Nacion, el intendente rechazó las versiones en ese sentido. «[Son] intereses particulares que buscan generar un efecto político», acusó.
«A la gente, por el momento, no la pienso sacar», sintetizó Gutiérrez. Y agregó que, ante la falta de alternativas para relocalizar a los ocupantes, «el municipio está dispuesto a interceder mediante la adquisición de esos predios». Advirtió, sin embargo, que está dispuesto a hacer pesar las obligaciones fiscales de algunos de los propietarios y a tener en cuenta que la valuación fiscal sobre la que pagan impuestos es muy inferior al precio de mercado.
Fuente: La Nación