Desde hace siete años, la Fundación Garrahan junta tapitas de plástico, que recicla para hacer productos que vende. Lo recaudado ayuda a mejorar el Hospital y la Casa Garrahan. También reciclan papel y llaves.
Con apenas cinco toneladas de plástico colorinche, hace dos años, la Fundación Garrahan logró el récord Guiness de recolección de tapitas. Pero la movida siguió y ahora ya son miles las toneladas que se juntaron. Patricia Gavilán es la coordinadora del Programa de Reciclado de la Fundación. Es la persona que supervisa esas piecitas de colores. Con facilidad para recordar números, no le parece ridículo que alguien le pregunte con exactitud cuántas tapitas se juntaron y cuántas se reciclaron, porque ella tiene precisiones. Y entonces cuenta que una tapita tras otra, la Fundación recicló en los últimos siete años 3.500 toneladas de plástico. Algo así como 1.400 millones de tapitas de absolutamente todos los colores.
El plástico reciclado sirve para hacer, por ejemplo, juegos de plaza para chicos o, la última de las novedades, un kit de balde, pala y palangana que se venden en Easy y Jumbo. Ahora, el artista Miguel Ronsino trabaja en un mural de tapitas que se va a instalar el año que viene, probablemente en el mes de mayo en el Parque Thays, como una manera de promover la acción solidaria, de instar a que no tires esa tapita de esa coca helada que te estás tomando porque hace mucho calor. Guardala, llevala adonde las junten, un kiosco, tu lugar de trabajo, un colegio o al mismísimo Hospital Garrahan, porque eso, dice Patricia, “se transforma en dinero”. “Es ventajoso para todos: se generan 55 puestos de trabajo, los materiales reciclados vuelven a la cadena de consumo. Con el papel evitamos la tala de árboles, con el plástico, el uso de derivados del petróleo y con las llaves, de minerales. Es un programa solidario y ecológico”, enumera Patricia, que, ya que está, aprovecha para pedir: “Necesitamos más tapitas. Pensá que para llegar a un kilo de plástico necesitamos 400 tapitas, son 400 almas solidarias. Mientras que para obtener un kilo de papel, nos alcanza con tres diarios, son tres buenas almas”, explica. Como deseo de Fin de Año, pide que en las Fiestas todos guarden las tapitas.
El reciclado de plástico no es el único de la Fundación. También se juntan llaves (“Juntamos 225 mil llaves y vendemos el bronce”) y se recicla papel, el proyecto más rentable (“Llegamos a las 700 toneladas”). Es más, desde febrero, se van a vender rollos de cocina con papel reciclado del Garrahan. Lo recaudado se reparte entre la Casa Garrahan (hogar que recibe a chicos oncológicos), y el Hospital, que compra insumos, tubos de oxígeno, equipamiento, arreglos y hasta pasajes de micros para los pacientes que tienen que viajar.
Fuente: La Razón