Con su giro, el gobierno cree que tendrá un sucesor competitivo para el 2015

CRISTINA

El núcleo duro y chavista del cristinismo, es decir, Unidos y Organizados, está entusiasmado con la vuelta de su líder y cree que inició una nueva etapa. Esto es, que no hay fin de ciclo del poder. En síntesis y con bastante simplismo, creen que con la designación de Jorge Capitanich como jefe de gabinete y Axel Kicillof como ministro de economía el gobierno podrá salir del atolladero político y económico que sufre después de la derrota del 27 O en los principales distritos del país y en algunas gobernaciones del NOA y el NEA. También creen que ya no necesitan de Daniel Scioli como candidato natural del Frente para la Victoria y el primer paso fue el acuerdo preliminar para compensar a la petrolera española Repsol por la confiscación del 51% que poseía en YPF, lo que puede poner fin a más de año y medio de conflicto que tensó la relación entre los gobiernos de Argentina y España.

Calcula el cristinismo que con esta medida cederán los temores del mercado hacia el nuevo ministro de economía por sus ideas neomarxistas y su tendencia a fijar el límite de ganancias de las empresas. Por eso esperan que con este acuerdo que mantenía en secreto, los mercados locales e internacionales abran con una suba importante en el día de hoy.

Pero no alcanza

Es seguro que el acuerdo tendrá buena recepción en los mercados. Pero el diagnóstico sobre la economía que tienen la presidente, el jefe de gabinete y el ministro de economía está muy lejos de la realidad que día a día golpea con la inflación a los argentinos. Y así ocurrió con el aumento de la nafta de ayer de YPF de 6,5% y de 7,5% de las demás empresas. Se suma a los aumentos de impuestos a autos de media y alta gama, que difícilmente detengan la fuga de reservas que la semana pasada alcanzó los 1.000 millones de dólares, y también debe señalarse que el pago a Repsol en activos líquidos seguramente saldrá de las reservas, que en este momento están escaseando. Aunque significa un principio para la solución de la crisis energética que tardaría bastantes años más de los dos que faltan para terminar el mandato presidencial. Nuestro país seguirá importando 12.000 millones de dólares de combustibles si la economía crece el 1% los dos próximos años, como diagnostican los principales analistas.

Ahora hay que esperar que se pueda negociar con el fondo Elliot, que cuenta con una sentencia a favor de 1330 millones de dólares a punto de ser confirmada por la Corte Suprema de los EE.UU., lo cual también sería un paso positivo.

Pero los problemas de fondo son la estanflación y el atraso cambiario, que el gobierno no valora en su diagnóstico. Niega los dos problemas graves o seguro que lo sabe pero no tiene margen, porque una flotación del tipo de cambio podría disminuir el déficit fiscal y la emisión monetaria pero caería en cambio drásticamente el salario real de los trabajadores formales y mucho más el de los informales. Y si se produce un aumento salarial inmediato, junto con la imprescindible suba de tarifas, estaríamos en la disparada de un Rodrigazo y el fin anticipado del gobierno. Así las cosas, sólo puede haber un corte de subsidios y alguna medida de restricción sobre el turismo pero nada más. Y con esas medidas no alcanza para frenar la fuga de divisas y menos aún para imponer un candidato competitivo. A lo sumo, serviría para llegar conn muletas a las elecciones del 2015.

Guillermo Cherashny/informadorpublico.com