Los delincuentes mantuvieron cautivos durante 6 horas a un matrimonio y su hija de 9 años. En una tensa negociación con la jueza, y ante las cámaras de TV, habían pedido ser alojados en una alcaidía de José C.lemente Paz. Más temprano, denunciaron fugas arregladas con el poder político.
Seis horas de terror. De extraña negociación. Y cronometrado desenlace. “Me entrego a las 20”, dijo, y lo hizo. Un perverso intento de “manejar” a la jueza. La excusa de un burdo motivo político: “soy un perseguido”. De alto impacto y exposición mediática. Hacía rato que no había una toma de rehenes. En las últimas de hace unos años, el perfil respondía a otro tipo de delincuentes, más jóvenes, con consumo de sustancias. La de ayer, fue protagonizada por uno de 42. Bastante mayor. Se trata de Marcelo Ameijeiras. Tiene varios antecedentes. Uno de ellos, fue haber integrado la banda del Gordo Valor para asaltar blindados. Otro por matar a un joven de un tiro en la nuca. A todas luces, un criminal consumado. En rigor, es un típico “prontuariado”: hizo de su vida un prontuario. En su historial en la cárcel organizaba fugas. Ahora estaba prófugo por varias causas. La mayoría por delitos contra la propiedad (robos a propiedades y personas con armas de fuego). En sus momentos de encierro realizaba su carrera de sociología. Vale. Pero si le computan todos los gravosos cargos en su contra debería tener un largo y perpetuo encierro. Eso es, claro, si no vuelve a escaparse. Algo que no sólo de él depende. La liviandad con la que se otorgan las excarcelaciones exaspera.
Rehenes de 14 a 20:20
Ayer, un matrimonio y su hija de 9 años fueron mantenidos como rehenes durante poco más de seis horas en su propia vivienda de la localidad bonaerense de Tortuguitas por dos delincuentes que los liberaron sanos y salvos tras negociar su entrega con la Policía y la Justicia.
Todo comenzó cerca de las 14 y finalizó a las 20.20 en una casa ubicada en la intersección de las calles Seguí y Cura Brochero, de esa localidad del partido de Malvinas Argentinas, en el noroeste del conurbano bonaerense.
Los delincuentes habían visto al dueño de casa, en la puerta, y lo obligaron a ingresar a la propiedad con intenciones de apoderarse de dinero y artículos de valor, pero en ese momento un vecino que observó lo que ocurría avisó al 911.
Lo mismo fue observado por un hijo mayor del matrimonio, que estaba en un patio lateral con su novia y evitaron quedar como rehenes de los ladrones.
Un móvil policial de la seccional local llegó de inmediato impidiendo que pudieran huir, y en pocos minutos la zona se llenó de policías y arribó el Grupo Halcón para negociar con los asaltantes.
Los delincuentes pidieron enseguida la presencia de los medios y de la Justicia y uno de ellos se identificó como Marcelo Leonardo Ameijeiras (42), uno de los seis presos que se escapó en septiembre de la comisaría 1ra. de Moreno, hecho por el que un policía está preso ya que les habría cobrado 5.000 pesos. Allí comenzó el show de la negociación.
La negociación
“Si no hacen caso, se pudre todo y va a ser un río de sangre”
«No es un robo, la Policía nos perseguía y nos metimos acá para preservar nuestras vidas», aseguró Ameijeiras a la cámara de TV presente en el lugar y advirtió que eran cuatro ladrones, tenían armas largas y una granada.
«Me quiero ir bien, no los quiero lastimar, no soy un asesino. Nosotros queremos declarar ante la justicia. Si no nos hacen caso se pudre todo y va a ser un río de sangre», agregó y dijo que en su fuga «estuvo involucrado el ministro de Justicia (Ricardo Casal) y el señor gobernador (Daniel Scioli)».
Casal desmintió totalmente la versión del preso y sostuvo que «un delincuente que dice eso es un loco alienado».
Mientras se mantenían las negociaciones, los delincuentes se negaban a liberar a la niña y a un supuesto bebé que dijeron que había, pero finalmente dejaron salir a la dueña de la vivienda, llamada Azucena.
Poco después, salió Ameijeiras en evidente estado de ebriedad y vestido sólo con pantalones blancos, y se comprometió cara a cara a entregarse con el jefe de la Policía bonaerense, Hugo Matzkin, y le dio la mano.
Después, mientras el cómplice que decía llamarse Julio gritaba desde el interior de la casa, pidió hablar con la jueza de Garantías 6 de San Martín, Elena Persichini, quien estaba presente allí con la fiscal de Malvinas Argentinas Karina Carbonella.
A ambas les prometió que iban a entregarse a las 20, pero exigió no ser llevado a un penal porque en ellos habían intentado matarlo cinco veces y reclamó garantías para su seguridad.
“Es revivir todo”, dijo el padre de un joven que mató Ameijeiras
«No lo puedo creer, es como revivir todo de nuevo», afirmó ayer Carlos Agüero, padre de un joven asesinado en la localidad bonaerense de Béccar en 1997 por Marcelo Ameijeiras.
El hombre contó que ayer a la tarde encendió la televisión y se sorprendió al ver al delincuente que en 1999 había sido condenado a prisión perpetua por el homicidio de su hijo Marcelo (22).
«¿Qué pasó, se escapó?. Yo nunca supe nada más de él, pero me habían dicho que tenía que estar por lo menos 17 años preso», sostuvo Agüero, en alusión a que Ameijeiras tendría que salir en libertad condicional en 2015, según sus cálculos.
El hombre dijo que, tras el crimen de su hijo, él y su familia estuvieron cinco años con tratamiento psiquiátrico porque «esto queda para toda la vida».
«Lo que veo es como revivir todo de nuevo, me vienen todos los recuerdos. Perdón, no puedo seguir hablando, estoy muy mal», concluyó.
El crimen ocurrió la madrugada del 13 de enero de 1997, cuando Agüero se encontraba junto a su novia, Gimena Patricia Cardozo, dentro de su auto Fiat Uno, que estaba estacionado en la calle O`Nelly 1343, de Béccar, partido de San Isidro.
En esas circunstancias, Ameijeiras y su cómplice, Juan Benito González, descendieron de un remise Ford Falcon, y el primero le mostró al joven un revólver y le exigió todo el dinero que tenía, relojes y alianzas de oro.
Agüero le contestó que no tenía plata encima, pero que sí en su casa, por lo que lo llevaron a su domicilio, también en Béccar, donde lo mataron pese a que el muchacho no opuso resistencia.
A pesar del asesinato, los ladrones ingresaron a la habitación de los padres del joven, los amenazaron de muerte y les exigieron todo el dinero que había en el lugar, tras lo cual escaparon en el Fiat, pero a las pocas cuadras chocaron y fueron detenidos por la Policía.
Tras el juicio oral, Ameijeiras fue condenado a perpetua y su cómplice a 10 años de cárcel.
Fuente: Diario Hoy