Luego de los incidentes que se produjeron en un comedor infantil situado en un asentamiento de Chacarita, una de las responsables del establecimiento comunitario aseguró que los usurpadores pretenden el terreno para hacer dinero y reveló números del «negocio»
El déficit habitacional parece ser el centro del conflicto que se desató en el comedor comunitario «La Esperanza» de Villa Fraga, donde aún se percibe un clima de tensión luego de los enfrentamientos de ayer.
Este contexto propició que -en el cruce de acusaciones entre las partes en conflicto- se revelara un dato sorprendente: ¿Cuánto cuesta tener una habitación en un asentamiento porteño?
«Los que quisieron ocupar el galpón son dealers de la villa y están enganchados con la comisaría; los conocemos a todos», denunció Julia Rosales, coordinadora del comedor infantil.
«Antes no había nadie (en los alrededores), pero ahora está lleno de personas que construyeron cuatro pisos y ahora también quieren el comedor», señaló la mujer en declaraciones a Rock&Pop, quien aseguró que «utilizan a los que tienen necesidad de vivienda para después hacer negocio con las habitaciones». De esta manera develó que el interés pasa por tener más espacio para levantar casas.
Tras esa acusación llegó el dato que deja en evidencia por dónde pasaría lo que para algunos es un negocio: «En la villa, una pieza de 3×3 metros cotiza a $50.000». Y apuntó que el alquiler varía entre «$800 y $1.500». Por supuesto, el número final puede cambiar en función de la ubicación y el tamaño del asentamiento.
Esta acusación coincide con la argumentación que dio uno de los usurpadores, al momento de explicar las motivaciones de la toma: «Lo hicimos porque hay 21 personas que necesitan un lugar donde vivir».
En ese sentido, la misma persona advirtió que si las autoridades no les dan una solución, volverán a actuar: «Al fondo (del comedor) hay una parte abandonada y la vamos a tomar».
Al respecto, la asistente del establecimiento asistencial remarcó: «Tienen casas pero vienen a tomar el galpón y nos tienen amenazados, dicen que nos van a quemar las viviendas y que van a ir por nuestros hijos».
Finalmente, Rosales calificó a los usurpadores como narcotraficantes, pese a las desmentidas oficiales: «En el asentamiento venden paco, marihuana y otras cosas. Arruinan a los chicos y ya no sabemos qué hacer. Las madres, cuando los chicos terminan la primaria, los encierran porque saben que en cualquier momento caen en la droga. Es absolutamente evidente que la policía los conoce».
Fuente: Infobae