En restaurantes platenses hay precios que, en un año, superaron la inflación real del 30%. El incremento de valores también impacta en el delivery de comida
Mes tras mes, la vieja tradición de los argentinos de salir a comer afuera se convierte en un calvario para las familias y sus malogradas economías. Y si ya resultaba de por sí complicado preparar la comida en casa, el problema es mucho peor a la hora de querer ir a cenar o almorzar a cualquier restaurante en la ciudad.
Basta con comparar los precios actuales con los del 2012 para certificar que la realidad es totalmente desalentadora: para comer un lomo al champignon ya hay que pagar alrededor de 84 pesos, mientras que el año pasado, el mismo plato costaba 70 pesos. Algo similar ocurre cuando se ven los valores de la suprema napolitana, que pasó a costar entre 50 y 60 pesos frente a los 45 de 2012.
Sin embargo, el incremento más notorio se vio en el pollo al verdeo, un plato común para los paladares nacionales, cuyo precio ($ 65) ya supera la inflación real del 30% en relación a las cifras del año anterior.
“Si los artículos de manera individual aumentan de forma muy grande, cuando uno come afuera, en un restaurante, por supuesto que estas subas se van a ver reflejadas en el precio final del producto. Y aún más los aumentos por la mano de obra, por el personal que trabaja en relación de dependencia o por las naftas para el transporte de los productos”, explicó a Hoy el titular de Consumidores Libres, Héctor Polino.
En ese contexto, la creciente presión fiscal instrumentada por el gobierno kirchnerista, que afecta de sobremanera a comercios y pymes, también están generando importantes aumentos en los precios de los bienes y servicios, que termina pagando los ciudadanos (ver página 4). Los restaurantes no son la excepción.
Según Polino, “en la primera quincena del mes de octubre el precio del tomate aumentó un 138% y el tomate perita aumentó 138,37%. También aumentó un 11,88% el zapallo anco, un 4,17% la cebolla y 4,49% la harina. Todo esto influye luego en el precio final de los productos elaborados”.
Pedir comida a domicilio, otro drama
Pero si comer en los restaurantes es un verdadero dolor de cabeza, pedir comida a domicilio es una jaqueca constante. Las subas en los precios también se notan en el famoso delivery, que registra, incluso, aumentos de hasta el 50%.
Justamente, una parrillada para dos, con asado, vacío, pollo, chorizo, morcilla, pan y ensalada, pasó a costar $ 150 -en 2012, el mismo pedido costaba $ 100-. Y algunas promociones elevaron su costo en sintonía con la escalada inflacionaria, como es el caso de las dos pizzas grandes de muzzarella (de $ 60 a $ 75) o las dos milanesas napolitanas con papas fritas (de $ 75 a $ 90).
“Como está aumentando todo, también aumentan los productos que se entregan a domicilio o las comidas que se entregan a domicilio”, afirmó el presidente de Consumidores Libres, quien además remarcó que los aumentos podrían mantenerse firmes durante el resto del año (ver aparte).
Los domingos en familia, un problema en la cabeza
Frente a la suba de precios, la costumbre de salir a comer afuera se fue abandonando lentamente, a punto tal que en algunos hogares prefieren cocinar puertas para adentro. Pero esta alternativa también se volvió un drama en el que se combinan los altos precios de la canasta básica de alimentos con el escaso tiempo con el que cuentan las amas de casa para preparar las comidas.
“Sin duda que a las familias les va a terminar saliendo menos caro si la comida se prepara en el domicilio que si se la compra ya elaborada. Pero está el problema de las disponibilidades de tiempo para la preparación de la comida en el domicilio. Tiempo que se destina en hacer las compras y en preparar las comidas”, aclaró Héctor Polino.
Y recalcó: “Comer afuera sale, sin dudas, mucho más caro que comer adentro. Y las comidas elaboradas que uno adquiere también terminan saliendo más caras que si uno pudiera elaborarlas. Pero al costo de la elaboración de las comidas hay que agregarle el tiempo que pierde el ama de casa en hacer las compras y preparar los alimentos”.
La inflación, ese globo aerostático que no para de subir
En diálogo con Hoy, el titular de Consumidores Libres, Héctor Polino, también advirtió que la espiral inflacionaria podría seguir subiendo en lo que resta de este 2013, algo que será objeto de profunda preocupación a futuro.
“Yo creo que va continuar esta tendencia de aumento de los precios. El tema de la inflación ya viene siendo un cáncer en la sociedad argentina. Y desde hace siete años se viene incrementando constantemente. El Gobierno trata de disimularlo con los números del INDEC, pero ya nadie cree en un INDEC que está intervenido desde hace siete años”, reflexionó Polino.
Según el presidente de la entidad que defiende a los consumidores, “la inflación es un verdadero cáncer en la sociedad argentina, que se agrava por el hecho de que el Gobierno no reconoce la enfermedad. Entonces, lejos de poder curarlo, se va a ir agravando con el transcurso del tiempo”.
“En este sentido, comer por seis pesos ya es directamente una burla de muy mal gusto, porque un alfajor vale más de seis pesos”, concluyó.
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