El pacto con Irán, una cáscara vacía

argentina iran
El encuentro de Timerman con su par iraní confirmó que el acuerdo por AMIA se posterga. La Justicia no llega y el país depende de los caprichos de un régimen ultraconservador

Un canciller judío que traiciona a su propia comunidad, un cónsul persa de segunda línea en un gobierno islamista radical y conservador, un país alejado de la escena internacional y otro de vital importancia para los intereses estratégicos de las potencias mundiales. En este embrollo, Cristina Kirchner pretende llegar a un acuerdo por el cual la Justicia argentina condene a los iraníes acusados por el atentado a la AMIA en 1994. Una mentira.

El fin de semana, tras la reunión entre Héctor Timerman y su par iraní Javad Zarif en la sede de la ONU, la delegación nacional confirmó que el Parlamento de Irán aprobó el memorándum. “El Memorándum fue aprobado por el Consejo Nacional de Defensa, que está presidido por el Presidente de la República y cuyas decisiones tienen que ser ratificadas, y así ocurrió, por el Líder Supremo de la Revolución”, reveló Timerman. Pero otra vez sopa: no tendrá validez pues ambos gobiernos no intercambiaron las notas reversales en donde ponen por escrito el texto que consideran aprobado.

El tiempo pasa

Y así pasaron ya nueve meses desde la firma del acuerdo argentino iraní. En este tiempo, Timerman y Cristina buscaron entretenernos con declaraciones altisonantes, pero el contexto nacional e internacional se empeña en dejarlos en evidencia. La foto que el canciller “vendió” con su par iraní es irrelevante en términos reales, pues ninguno de los dos tiene poder de decisión. En el caso persa, la última palabra (y también la primera, la que habilita el juego) la tienen las autoridades religiosas, de cuyo engranaje participan los funcionarios denunciados por nuestro país como participes e instigadores del atentado que costó 85 vidas. Algunos de ellos, incluso, fueron precandidatos en las recientes elecciones iraníes.

A su vez, la seriedad que reclamó Cristina hace unos días ante la Asamblea General de la ONU debe ser acompañada con acciones propias en el mismo sentido. No se puede pretender respeto a la soberanía si se mantienen indefensas nuestras fronteras, como también es imposible tener peso en los principales foros multilaterales si en paralelo se practica una política de aislacionismo y enfriamiento con los países centrales. Argentina ha perdido relevancia en la esfera global: alejada del circuito económico mundial, potenciando las diferencias con nuestro principal aliado regional, Brasil, y apostando a relaciones bilaterales con países pobres o sin relevancia, como Bolivia, Ecuador, Venezuela o los insólitos Angola y Azerbajián.

Situación contraria a la de Irán, que se mantiene en el centro de las discusiones por su polémico plan nuclear y que ha revalidado su status como territorio estratégico en la caldera de Medio Oriente, donde se concentran fuertes intereses petroleros y armamentistas. Por eso, porque puede hacerlo, Irán no va a cumplir ningún acuerdo con nuestro país. Su estabilidad es importante tanto para Estados Unidos como para Rusia, y el reciente conflicto en Siria demostró que la renacida superpotencia rusa, al igual que China, no va a permitir nada que afecte los intereses persas en su patio trasero.

Así, mientras la primera línea iraní negocia con Washington y Moscú su proyecto atómico, envía a un funcionario que juega en la reserva para hacer jueguitos y entretener al gobierno argentino. Y a nosotros nos venden una imagen, más declaraciones y promesas. Nada de hechos, los culpables seguirán libres.

Rechazo de familiares y autoridades judías

Indignados por la impunidad vigente en el caso AMIA, autoridades de la DAIA y familiares de las víctimas expresaron su rechazo y las dudas respecto de los anuncios por el acuerdo iraní. Para el vice presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas, Waldo Wolff, “el estancamiento de la causa era malo, pero el memorándum es peor”, en tanto la noticia de que fue aprobado no trae “ningún beneficio”.

En el mismo sentido se expresó Luis Czyzewski, papá de Paola, una de las víctimas del atentado de 1994. “En definitiva lo que está aprobado no sirve para nada”, dijo Czyzewski y refirmó su rechazo al tratado al afirmar que “se vuelve a ver que el Memorándum en sí contiene las omisiones, las inexactitudes y las violaciones a la Ley argentina que en definitiva son un obstáculo”.
diariohoy.net