La foto más esperada de la recién inaugurada 68ª Asamblea General de la ONU no se produjo finalmente. El presidente de EU, Barack Obama, mostró abiertamente su disposición a reunirse con el nuevo hombre fuerte de Irán, el presidente moderado Hasan Rohani, pero éste declinó y no pudo lograrse una foto que habría dado la vuelta al mundo.
El encuentro se frustró primero en el almuerzo que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ofreció a sus invitados y al que no acudió el presidente iraní porque sabía que se serviría alcohol. Posteriormente, la Casa Blanca informó que, aunque se habían buscado algunas alternativas, se renunció al saludo porque se había hecho “demasiado complicado para los iraníes”.
Ese impedimento supuso un pequeño desaire para la delegación estadunidense, que confesó que había tratado de organizar el encuentro, pero se chocó con la negativa iraní. Un portavoz de la Casa Blanca atribuyó a las dificultades de una foto entre Obama y Rohani al impacto que puede tener al interior de la República Islámica, donde Estados Unidos sigue siendo el “Gran Satán”.
Resolver “nuestras diferencias”. Pero esa frustración se vio rápidamente compensada por las palabras del nuevo mandatario iraní. En el mismo escenario donde su antecesor, Mahmud Ahmadineyad, denunciaba la “arrogancia del imperio”, Rohani dijo ayer que su país está listo para participar en negociaciones sobre su programa nuclear. Dijo también que había escuchado “atentamente” el discurso de Obama y que había llegado a la conclusión de que “existen posibilidades de crear un marco en el que resolvamos nuestras diferencias”.
Aún sin el apretón de manos entre líderes de países enemigos, esta Asamblea ha permitido lo que hasta hace muy pocos días parecía imposible: intercambio de palabras conciliadoras entre los presidentes de EU e Irán y la programación para mañana jueves de la primera entrevista de trabajo entre los responsables de la política exterior de ambos países desde la revolución islámica de 1979.
“Alentado” con Irán. Obama confirmó por la mañana en el podio de la Asamblea General que, “alentado” por las declaraciones escuchadas recientemente de parte del régimen iraní, ha dado instrucciones a su secretario de Estado, John Kerry, para que explore hasta qué punto esas palabras son el anticipo de una nueva política en Teherán. De esta manera, la reunión que Kerry mantendrá con el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, junto a los ministros de Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania, se convierte en una prueba fundamental para conocer las posibilidades de resolver el problema del programa nuclear iraní por vías pacíficas.
“No creo que una historia difícil pueda cambiarse de la noche a la mañana; las sospechas son muy profundas”, dijo Obama. “Pero sí creo que, si podemos resolver el asunto del programa nuclear, eso puede conducirnos a unas relaciones diferentes basadas en los intereses y el respeto mutuos”.
“Tenemos que ser capaces”, manifestó, “de conseguir una solución que respete los derechos del pueblo iraní, mientras ofrecemos confianza al mundo de que el programa iraní es pacífico”.
Obama añadió algunas precauciones. “Para tener éxito”, advirtió, “las palabras conciliatorias deben de ser respaldadas por hechos transparentes y verificables”. Sin embargo, a diferencia de otros intentos de aproximación que naufragaron de inmediato, Washington confía en que esta vez el presidente Rohani cuenta con el apoyo del poder religioso de Irán, como destacó el presidente norteamericano al mencionar en su discurso la reciente fatua del líder supremo iraní, Alí Jamenei, en la que condenaba el armamento nuclear.
Posturas
w Israel mira con mucho recelo al nuevo líder iraní
El incipiente acercamiento de Washington y Teherán, gracias a la llegada al poder del moderado Hasan Rohani, es visto con mucho recelo desde Israel.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, considerado un halcón y quien llegó incluso a plantearse la posibilidad de atacar Irán, con la excusa de su programa nuclear, dio ayer instrucciones a la delegación israelí ante la ONU a ausentarse durante la comparecencia de Rohani.
“Pese a la ofensiva atractiva del nuevo presidente iraní, las políticas del régimen hacia Israel no han cambiado”, afirma un comunicado de la Oficina del primer ministro, que subrayó que “la semana pasada, Rohani, al igual que lo hiciera antes que él Ahmadineyad, rechazó reconocer el Holocausto como un hecho histórico”.
w “Si atacamos Siria nos critican, si no,
nos critican igual”
El presidente Barack Obama aprovechó su intervención ante la Asamblea General de la ONU para apuntar que el caso sirio es el espejo de una “contradicción” que se arrastra desde hace décadas: a EU se le acusa de “entrometerse” en Oriente Medio y, a la vez, se le acusa de “no hacer lo suficiente” para resolver los problemas de la región.
No cree que una “acción militar” pueda llevar a una “paz duradera” en Siria, pero advirtió que “Estados Unidos está preparado para emplear todos los elementos de su poder, incluido el uso de la fuerza militar, para asegurar nuestros intereses clave en la región”, y uno de esos intereses es la amenaza de las armas químicas, como recordó que hizo el régimen de Bachar al Asad contra la población. Por eso, añadió, EU busca una nueva resolución de la ONU que incluya la amenaza de una intervención si Damasco no entrega en tiempo y forma todo su arsenal de destrucción masiva.
“LAS ARMAS NUCLEARES NO TIENEN LUGAR EN IRÁN”
El presidente iraní, Hasan Rohani, proclamó ante la Asamblea General de la ONU que las armas nucleares “no tienen lugar en la doctrina de seguridad y defensa” de su país. “El programa nuclear de Irán y también los de todos los demás países, debe seguir objetivos exclusivamente pacíficos”, afirmó Rohani, cuya primera intervención ante este foro era muy esperada por sus gestos conciliatorios desde que llegó al poder hace mes y medio. Aunque Rohani advirtió que sería “una ilusión extremadamente irreal” pensar que la naturaleza pacífica del programa nuclear iraní puede ser frenada con “presiones ilegítimas”, se mostró dispuesto a colaborar en este asunto con EU, pero si la Casa Blanca deja de escuchar a los “grupos de presión que promueven la guerra” y negocian en pie de igualdad. “Irán no representa ninguna amenaza para el mundo”, declaró.
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