Tras la amenaza al plantel Canalla, tirotearon el estadio de Central. La hipótesis principal tiene que ver con una extorsión barra hacia la dirigencia.
Eran las 23,30 del miércoles y todavía unos 40 socios de Rosario Central estaban dentro del Gigante de Arroyito, la mayoría cenando en la zona del Caribe Canalla. En ese momento, una moto con dos barras pasó por el lugar y se escuchó el típico ruido de una balacera. “Ta, ta, ta, ta”, fue la ráfaga que sembró terror en el lugar y que provocó que fuera evacuada toda la zona. Cuando la gente de Seguridad del club se acercó a ver lo que ocurría, encontraron dos balazos en la puerta siete que da sobre el boulevard Avellaneda, y otros tantos sobre la garita de seguridad, que quedó con los vidrios destrozados. Apenas dos jornadas después de que la zona del estadio apareciera pintada con la amenaza al plantel (“Jugadores mercenarios. Central vale más que sus vidas. Ganen el clásico o muerte”), sucede este hecho que convulsionó la vida de todo Central.
Si bien algunos apuntan a que todo lo ocurrido tiene que ver con un descontento por la campaña futbolística (Central sólo cosechó dos triunfos y siete derrotas y está en zona de descenso directo), la hipótesis más firme viene por el lado de un enfrentamiento con la dirigencia actual, más precisamente con el presidente Norberto Speciale, que se habría negado a darles mayores beneficios a la barra que suponía que con el regreso a Primera, iba a facturar fortunas.
“No descartamos nada y a un mes del clásico, esta es una situación que nos preocupa muchísimo”, aseguró el secretario de Coordinación de Seguridad en Competencias Deportivas, Pablo Farías, quien además confirmó que para el encuentro de esta noche contra Arsenal “se dispuso reforzar el operativo policial tanto dentro como en los alrededores del estadio”.
Claro que parece difícil dar con los autores tanto de los disparos de la noche del jueves, como de las pintadas del martes, porque no hay cámaras de seguridad que hayan captado imágenes y tampoco testigos directos de lo sucedido. Sólo un guardia de seguridad pudo ver cuando la moto pasaba y disparaba sobre el paredón, pero no pudo identificar a nadie ni tomar la patente. La situación en la Chicago argentina se puso tensa y todos rezan porque no ocurra ningún hecho violento más de acá al clásico, para que se pueda jugar un partido que es de altísimo riesgo.
Fuente: Olé