Después de seis meses de obras en la 9 de Julio, arrancó el Metrobús. Once líneas de colectivo circulan por la avenida en carriles exclusivos. En su primer día, La Razón hizo el recorrido, que beneficia a 200 mil pasajeros.
Cronómetro en mano, nos subimos al colectivo de la línea 10 con la intención de comprobar los beneficios anunciados por el Gobierno porteño en el Metrobús, que arrancó ayer. ¿Quince minutos entre Retiro y Constitución? Después de esperarlo diez minutos en la parada de Juncal y Montevideo, pagamos con la SUBE, nos apretamos un poco, conseguimos un asiento y vamos a verificar el trayecto.
Nuestro chofer se llama Mariano y hace cuatro años que une Palermo con Villa Domínico, ida y vuelta, una y otra vez, arriba de un colectivo de esta línea. Son las 15.55 y el 10 acaba de doblar desde Santa Fe hacia la 9 de Julio para estrenar los carriles, queridos por unos, criticados por otros. Lo primero que percibimos son los agentes de tránsito, de pechera amarilla flúo y silbato en la boca. ¡Priiiii! Ese peatón cruza mal la avenida. Señor, no es por allí, sino por aquí. Ok, ok. El 10 levanta el velocímetro, pero viene cargado. Lo segundo que vemos es a Guillermo Dietrich, subsecretario de Transporte, en la parada de Paraguay. Da indicaciones a un asesor, como si fuera Bianchi tratando de ordenar la defensa de Boca. ¡Ah, no! ¿Y esas pelucas rojas con rulos? ¿Son los fans del Pibe Valderrama o de Viviana Canosa? ¿Esos son los militantes del Colo Santilli, el ministro de Espacio Público y precandidato a senador del PRO? Sigamos viaje.
Hay chicos con buzos amarillos repartiendo folletos y explicando algunos cambios del sistema: por ejemplo, los colectivos van y vuelven de Constitución y Retiro siempre por la mano izquierda de la avenida y no por la derecha, como el resto del tránsito. Es por el andén central, que sirve a uno y otro trayecto. También hay globos, como si fuera un cumpleaños, y banderines, como si fuera un club de fútbol. Hay motos de la Metropolitana, hay promotores, hay policías, hay choferes despistados y pasajeros que lo están aún más. Son los pormenores del primer día.
Son las 16.11, tardamos 16 minutos desde la avenida Santa Fe hasta Constitución. Mariano dice que fueron 12. Debe haber usado el cronómetro de Usain Bolt. Pero no importa. Mientras busca la parada en Constitución, que todavía no encuentra porque la plaza sigue en obra, dice que está “chocho”; que antes, cuando iba por Chacabuco, tardaba una hora; que los pasajeros se querían bajar en cualquier lado; que esto le va a permitir a su línea tardar menos y tener mejor frecuencia. ¿No me abrís acá?
Fuente: La Razón