El portero no va a someterse a peritajes

MangeriMangeri, acusado del homicidio de la adolescente, no quiso responder las 53 preguntas de los psiquiatras; dos testigos confirmaron que la víctima no entró en el departamento

Los psiquiatras y psicólogos del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia habían preparado 53 preguntas para hacerle a Jorge Néstor Mangeri . El cuestionario formaba parte del estudio que había ordenado la Justicia para tratar de determinar el perfil del imputado. Sin embargo, el acusado de ser el presunto autor material del homicidio de la adolescente, de 16 años, se negó a colaborar con los peritos.

Según explicó el abogado Marcelo Biondi, uno de los letrados que representan al portero del edificio de Ravignani 2360, donde vivía la víctima, le sugirió a Mangeri que no colabore con el peritaje. «Consideré que era invasivo y viola la intimidad de cualquier persona», dijo.

El estudio psiquiátrico ordenado por el juez de Instrucción Javier Ríos apuntaba a determinar, «el perfil de la conducta sexual de Mangeri y establecer sus vínculos afectivos, organizacionales a nivel familiar, clima emocional, dinámica grupal, roles inconscientes estereotipados».

Si bien el cuestionario y el tenor de las preguntas que los psicólogos y psiquiatras le realizarían a Mangeri se conocía desde hacía una semana, la defensa del imputado se opuso a la medida cuando todos los profesionales habían concurrido a la sede del Cuerpo Médico Forense, en el Palacio de Tribunales.

Algunas de las preguntas se confeccionaron a partir de la presunción que indicaría que el móvil del ataque contra Ángeles habría sido un intento de abuso que no se concretó porque la víctima se resistió. Esta hipótesis se fundó en el informe de los legistas que revisaron a Mangeri el 18 de junio pasado y dejaron constancia de la existencia de 33 heridas en el cuerpo del imputado. Una de esas lesiones estaba 10 centímetros por debajo de la línea de la cintura del acusado y sería compatible con una herida provocada por un «objeto de cuerpo filoso».

Ante la posibilidad de que se tratara de un arañazo, el abogado Pablo Lanusse, que representa a la querella, había pedido un informe a los médicos para que aclaren si esa lesión se produjo porque Mangeri estaba con los pantalones bajos.

A partir de esa sucesión de hechos se abonó la hipótesis de que Ángeles habría sido asesinada al resistirse a un ataque sexual. Pero, ante la negativa de Mangeri a contestar las preguntas de los psiquiatras y psicólogos de la Corte, no será posible saber si el acusado puede o no controlar sus impulsos.

Mientras el imputado era trasladado de regreso al penal de Ezeiza, cuatro testigos pasaron por el Juzgado de Instrucción N° 17.

La declaración que había generado más expectativa era la de Dominga Torres, la empleada doméstica de la casa de la familia de Ángeles.

La mujer afirmó que llegó al edificio de Ravignani 2360 el 10 de junio pasado a las 8.45 y se retiró a las 12.45. Esa información fue apoyada por los datos de la tarjeta SUBE que utilizó Torres el día que mataron a la adolescente. La testigo confirmó que, esa mañana, Ángeles no entró en el departamento de la planta baja.

También declaró el portero del edificio situado al lado del inmueble en el que vivía Ángeles y que aparece en la última imagen en que se ve a la víctima con vida. En la grabación de la cámara de seguridad del edificio de Ravignani 2330 se lo puede ver junto a un árbol.

Este hombre dijo que vio a Ángeles, pero en el momento que entraba en el edificio bajó la vista para mandar un mensaje de texto. Además, afirmó que no advirtió ningún movimiento extraño en ese momento.

Entre los testigos que declararon ayer figuró una prima de la madre de Ángeles que afirmó que atendió una llamada telefónica en la que Mangeri le preguntó por la joven.

Fuente: La Nación