Visita a Atlético Mineiro en Belo Horizonte para sellar el pase a la final. Los de Martino ganaron 2-0 en la ida.
“¡Argentino, amanhã vai passá-la mal e vai chorar muito!”. El grito de un hincha de Atlético Mineiro que saca medio cuerpo afuera de la ventanilla de un auto en plena avenida Machado tiene una camiseta roja y negra como destinataria. Es Martín, un rosarino que se vino hasta Brasil con Natalia, su pareja, para alentar a este Newell’s campeón que quiere seguir haciendo historia y meterse en la final de la Copa Libertadores. “¡Argentino, mañana la vas a pasar mal y vas a llorar mucho!”, fue, en español, lo que escuchó este fanático que se mezcló con los más de dos mil simpatizantes leprosos (les dieron 2.200 entradas para esta noche) que arribaron a Belo Horizonte.
“Estoy confiado. Newell’s se defiende con la pelota y tiene que hacer eso. Jugando así ganó un título, ¿para qué cambiar ahora?”, analiza Martín mientras espera la llegada de Gerardo Martino y los jugadores en la puerta del hotel. El plantel voló en vuelo chárter a las 14 y puso sus pies en tierras brasileñas cuatro horas después con la cabeza invadida de un único pensamiento: no maximizar el 2 a 0 a favor de la ida y mantener, pase lo que pase, esa filosofía de juego que el Tata le ha sabido impregnar.
Las calles de Belo Horizonte respiran esta semifinal. Donde hay una camiseta de Newell’s se oyen silbidos e insultos de los hinchas del Mineiro y también aliento por parte de los del Cruzeiro, que quieren ver eliminado a su rival. Pero ellos, los visitantes rosarinos, están en su mundo y se revuelcan en el delirio de sentirse ganadores. Entre muchas, aparece la cara conocido del actor Cristian Sancho. Algunos privilegiados que están desde el fin de semana festejaron este feliz presente embanderados en una playa de Ipanema. Otro pudo darse el lujo de ver al equipo de sus amores cerca después de mucho tiempo. Es que Diego Casas es un rosarino que vive aquí desde 1986 y que hace 16 años que no viaja a su ciudad natal. Y fue a buscar a los jugadores al aeropuerto. “La última vez que vi a Newell’s en la cancha fue a fines de los 80. No tengo entrada, por eso lo traje a mi hijo Andrés para que vea a los futbolistas de cerca”, cuenta Diego mientras le hace frente a los torcedores que cantan en su contra.
Todo está listo. Martino sabe que pondrá a Rinaldo Cruzado para reemplazar al suspendido Pablo Pérez. Y tiene en claro que hasta cayendo por 1 a 0 conseguirá la clasificación. Cuca, el técnico del local, sabe que su equipo tendrá que ganar 2 a 0 para forzar una definición por penales y 3 a 0 si es que aspira a ganarse el pasaporte directo a la final. Por eso el “Yes, we CAM” (por Club Atlético Mineiro) que se lee en su remera y que juega con palabras de esperanza. Y por eso habla de meter una “presión temible”.
Newell’s tiene esta noche una cita con un nuevo sueño. El estadio Arena Independencia, esa pequeña cancha en la que Ronaldinho y compañía son invencibles, será el complicado escenario para intentar dar ese paso que parece tan sencillo y tan difícil a la vez. Tan cerca y tan fuerte palpita, en Brasil, el corazón de media ciudad de Rosario. Se refleja en los que pudieron venir para ver en primera persona al equipo del Tata jugar, una vez más, al fútbol.
Fuente: Clarín