Profesionales del Hospital Alvear atiendes a maestras y alumnos del colegio al que Angeles Rawson, angustiados por su pupitre vacío. «Nos hace mal ver la televisión».
Los alumnos y docentes del colegio Virgen del Valle de Palermo están tristes y cansados a la vez. Saben que la angustia no se termina al ver su pupitre vacío en el aula de cuarto año. Llegan a su casa y la indignación se repite una y otra vez cuando encienden la televisión.
Las puertas del colegio ya no se abren a los medios como ocurrió cuando Angeles estaba desaparecida. “Nos angustia ver la tele”, -comenta Claudia Tamagnini a Crónica- la bibliotecaria que conoció a la adolescente desde que iba a tercer grado.
“Nos angustia porque era una chica excelente”, agrega sin dudar. “La verdad es que todos los compañeros están cansados y les dolió mucho tantas mentiras que se dijeron, sobretodo en los primeros momentos”, comenta la secretaria del colegio, Marta López.
La mujer cuenta la situación que se vive por estos días puertas adentro de la institución. “Nosotros sólo queremos saber cual es la verdad y estamos rezando por ella”, confiesa Claudia. “Angeles era muy buena, obediente, carismática, una chica excelente. Por eso todo esto nos angustia, porque era excelente. Era la mejor alumna de la escuela” -añade Marta López- “y además muy buena compañera, muy educada y res petuosa. Angeles venía des de tercer grado y yo soy una maestra muy antigua. Me acuerdo que cantaba siempre en los actos y las fiestas del colegio. Tenía muy bue na voz”.
Cuando llega una cámara, en el colegio cierran las puertas. Es comprensible. La rectora Analía Vélez, les pidió a los chicos que no hablen con ningún medio. No es para menos. Demasiadas mentiras se dijeron y eso también hizo mal a los alumnos. “Es como si la hubieran matado varias veces”, dijo Sandra, la madre de una alumna de secundaria.
Marta López explica “nosotros estamos ahora con un servicio de los ministerios de Salud y Educación de la ciudad que nos vinieron a dar apoyo tanto a los alumnos como a los docentes. Y bueno -añade- la estamos llevan do lo mejor que se puede”.
Marta habla con Crónica a través de una pequeña abertura del portón principal de la escuela, pero no nos deja pasar. “Tuvimos apoyo psicológico que nos enviaron del Hospital Alvear. Estuvieron la primera y la segunda semana. Vinieron en varias oportunidades. Inclusive el miércoles vinieron a hablar también con los docentes de primaria. Los psicólogos nos dieron pautas para hablar y una de esas pautas es decirles la verdad. Pero no es lo mismo lo que vamos a hablar con un chico de cuarto año que con un niño de primer grado”.
No só lo los alumnos y los docentes están mal, también los padres de la comunidad. “Mi hija está muy angustiada”, comenta Gustavo padre de Ludmila, una alumna de tercer año. El hombre se queda sin palabras. “Yo tengo un hijo en primer grado”, comenta a Crónica Pablo.
“Quiero que nos comprendas -agrega apurada la bibliotecaria- Imaginate que la veía constantemente, por que siempre venía a buscar libros. Estamos mal, Ella era tan carismática, tan buena alumna, que lo único que queremos es saber la verdad y seguir rezando por ella”.
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