Esto coloca a Mangeri en situación de ataque y a la víctima en la de defensa. Sus abogados deslizaron sospechas sobre el peritaje. Anoche apareció un testigo que lo complicaría más
El cuerpo habla, dicen los criminalistas. Y el cuerpo de Angeles Rawson complicó todavía más al por ahora único detenido por su crimen, el portero Jorge Mangeri (45). Es que debajo de la uña del dedo índice de la adolescente se encontraron restos de piel con perfil genético del acusado, lo que lo coloca en una virtual situación de ataque y a ella en un intento por defenderse.
Así lo informaron al juez de instrucción 17, Javier Ríos, peritos de la Unidad de Identificación por ADN del Cuerpo Médico Forense que depende de la Corte Suprema. Aunque faltan otros peritajes, este resultado resulta un golpe letal para la defensa, ya que avala el dictamen que realizó el médico de la Federal Alfredo Sapag al revisar las heridas que tenía Mangeri en su cuerpo en la madrugada del sábado 15 de junio, cuando quedó detenido.
Es que el portero aseguró que eran producto de apremios, pero el especialista concluyó en que algunas eran compatibles con heridas de defensa de la víctima y otras autoinfligidas para ocultar las primeras.
Esta no fue la única novedad de un lunes negro para el imputado. Anoche se presentó a declarar en Tribunales un testigo -sería un taxista- que prometió aportar información sobre el modo y el sitio en que Mangeri presuntamente depositó el cuerpo de la chica.
Lo que sigue sumido en el misterio es el móvil, pero se sabe que la fiscal Paula Asaro no necesita tener uno para pedir el procesamiento con prisión preventiva del encargado del edificio de Ravignani 2360, de Palermo. Y, a la luz de los últimos acontecimientos, es casi seguro que eso es lo que hará en los próximos días.
Por otro lado, el papá de Angeles, Franklin Rawson, apareció ayer ante los medios para decir que confía en la Justicia, evitó hablar de la responsabilidad del portero y le pidió al juez Ríos una serie de medidas de prueba.
Entre ellas figura un análisis psiquiátrico del acusado para determinar su estructura «conductual-sexual» para saber si tiene alguna patología que explique una eventual reacción homicida.
La defensa, en tanto, espera informes más completos que definirán su estrategia: otros detalles de lo que había en el resto de las uñas de Angeles y análisis del hilo sisal usado para atar el cadáver. Esa soga registraba dos patrones genéticos masculinos, según trascendió ahora, lo que generó especulaciones sobre la participación de más de un autor.
Pero a las 14 de ayer, apenas los periodistas se enteraron del hallazgo del ADN de Mangeri y se lo contaron a Marcelo Biondi, socio de Miguel Angel Pierri y codefensor del portero, el abogado recibió prudente la noticia: «Es una prueba objetiva que obviamente iba a ser utilizada en forma incriminante -dijo-. Es una prueba relevante pero esperamos todas las pericias de ADN para revisar todos los procedimientos. Nuestros peritos nos van a decir si el ADN fue plantado o no. Yo creo en el Cuerpo Médico Forense, pero lo vamos a revisar».
Es probable que la defensa apele a la cadena de custodia de esos patrones genéticos con la posibilidad de pedir alguna nulidad, aunque todo dependerá de las próximas novedades de la causa.
Por lo pronto, Biondi remarcó que el acusado se declara «ajeno» al homicidio e insistió en «prestar atención al tema de las intimidaciones» que Mangeri dijo haber sufrido antes y después de que se autoincriminara.
“Quiero que se llegue al fondo de la verdad y se haga justicia”
Con anteojos y acompañado de su actual mujer, Franklin Rawson accedió ayer a hablar con la prensa por primera vez desde la desaparición y asesinato de su hija Angeles, el 10 de junio pasado.
«No puedo hacer declaraciones de cómo está la investigación, me pongo en manos de la Justicia. Confío en las instituciones y en la gente que lleva a cabo todo. Estoy mal, estoy pasando un momento muy malo», afirmó.
Rawson no quiso referirse al padrastro de la chica, Sergio Opatowski, quien ofició de “vocero” de la familia hasta que se instaló sobre él un halo de sospecha mediática.
«Sé que quisieron hablar conmigo, quiero que entiendan que estoy en un momento anímico y físico muy malo», se limitó a decir, antes de agradecer a la prensa por haber estado “desde el primer momento”. Tampoco quiso hablar de Jorge Mangeri. Sólo admitió que lo conoció porque “viví en ese departamento antes de divorciarme; fue justo cuando (él) empezaba a trabajar ahí». Y reclamó “que se llegue al fondo de la verdad y se haga justicia”.
Más contundente fue el abogado que lo patrocina, el ex fiscal federal Pablo Lanusse, quien destacó que las primeras pericias demuestran «un claro contacto» de la víctima «con el cuerpo del encargado» al momento de la muerte, lo que “lo pone en una posición delicada».
Lanusse aclaró que se piden estudios «detallados y contundentes» con peritos de partes, y un exhaustivo análisis psiquiátrico sobre el detenido «para determinar su parámetro conductual sexual».
El misterioso taxista que asegura haber trasladado a Mangeri
Angeles Rawson (16) desapareció en la mañana del 10 de junio cuando volvía de su clase de gimnasia y, según probaron las filmaciones, llegó hasta el edificio donde vivía, aunque nunca ingresó a su departamento de la planta baja de Ravignani 2360. Su cadáver apareció recién a la mañana siguiente en el predio de la CEAMSE de José León Suárez, hasta donde llegó mezclado con basura luego de haber pasado por un camión compactador. ¿De dónde lo recogió el camión? ¿A qué hora murió? ¿Cómo no se asfixió con las bolsas, si murió por la presión de la compactadora, dentro del camión?
Se esperaba ansiosamente que algunas de esas preguntas las respondiera un taxista que sorpresivamente se presentó a declarar a las 19 de ayer, por lo que la fiscal Paula Asaro convocó a los abogados de la defensa y al de la querella, Pablo Lanusse.
Por lo que trascendió, el chofer habría trasladado a Jorge Mangeri entre las 22 y la medianoche del lunes en un viaje de pocas cuadras, y lo habría notado nervioso.
Fuentes de la investigación aseguraron que podría incriminar a alguien del círculo íntimo de Angeles Rawson y no se descartaba la realización de nuevos allanamientos.
Lo que figura en la causa es que la noche en que la adolescente estaba desaparecida Mangeri fue con su auto hasta la casa de unos familiares, donde estaba alojada su esposa desde días antes (el estaba pintando su departamento del octavo piso), cenaron y regresaron al edificio de Ravignani.
Fuente: Diario Hoy