Al cierre de mayo, la base monetaria se había reducido $ 3.000 millones en el año. Una semana más tarde, mostraba una expansión de 6.600 millones.
La dependencia del fisco del financiamiento monetario hace prever que este año la base monetaria se expandirá más del 30%, una desaceleración respecto al año pasado pero explicada totalmente por la menor compra de divisas.
Después de haber contraído la base monetaria en $ 3.000 millones en los primeros cinco meses del año, la primera semana de junio dio vuelta los números e hizo crecer al dinero en circulación $ 6.600 millones en comparación con su nivel del 31 de diciembre pasado, según revela El Cronista Comercial.
Fuertes préstamos del Banco Central al Tesoro, algo de compra de divisas y una variación expansiva del stock de pases hicieron que los primeros siete días de junio alcanzaran para revertir toda la prudencia monetaria que había mostrado la entidad conducida por Mercedes Marcó del Pont durante este año.
Entre los movimientos que ampliaron la cantidad de dinero en circulación, se destaca la emisión de $ 4.344 millones con la que el 6 de junio pasado el BCRA financió al Tesoro.
Las operaciones de financiamiento al sector público pueden ser volátiles, este año ya habido adelantos transitorios -préstamos del BCRA al Tesoro-de casi $ 6.000 en un sólo día, que más tarde fueron contrarrestados con cancelaciones de deuda. Pero esta escalada en la emisión llega justo en el momento en el que los analistas esperan que la prudencia de la autoridad monetaria llegue a su fin.
«En la segunda mitad del año es cuando el gobierno comienza a recurrir sistemáticamente a las transferencias de utilidades y a los adelantos transitorios del BCRA. Si a esto sumamos que nos encontramos en un año electoral y que el resultado fiscal de los primeros tres meses del año resultó 32,8% por debajo del observado en 2012, la probabilidad de que el Tesoro no recurra a la asistencia del BCRA en los próximos meses parece lejana», analizó un informe de Delphos Investment que lleva las firmas de Martín Benegas Lynch y Leonardo Chialva.
Después del salto del 38% que dio la base monetaria en 2012, y el efecto que tuvo ese crecimiento del circulante en precios -precio del dólar paralelo, inclusive- se especuló con un giro ortodoxo de Marcó del Pont, destinado a controlar esa variable inflacionaria. Sin embargo, a poco de llegar a la mitad del año, los números muestran que la prudencia monetaria en realidad se resumió a la poca suerte que tuvo el Central a la hora de comprar divisas con las que sostener sus reservas.
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