Lanús cedió terreno en la lucha por entrar a la Libertadores ante el muletto del Turco. Y junto con Racing, Newell’s y Banfield, ahora espera un favor del Goiás…
Se enfrentaron anoche, bien tarde, dos equipos que tenían puestas sus cabezas en una Copa. Independiente en la que se define el miércoles. Lanús en la que otra llamada Libertadores a la que procura entrar en tanto y en cuanto ayuden Goiás y varios resultados del torneo vernáculo. Y, al cabo, este cruce de objetivos tan similarmente distintos no mostró ni vencedores ni vencidos. Sí dejó un punto por lado que dice poco.
Independiente sigue sin ganar desde el clásico con Racing (hace siete fechas). En algún momento podrá pagar esta magra cosecha, pero no son tiempos para esta clase de vaticinios agoreros ni para preocuparse en demasía por un partido en el que los de Schurrer merecieron un poco más.
Este Independiente carece del ímpetu de su otra versión copera. Puede mantener un esquema similar, aunque su funcionamiento dista por calidad individual y por la falta de no continuidad colectiva que han tenido los 11 que ayer salieron de paseo en el Sur del Gran Buenos Aires. El equipo de Mohamed hizo lo que pudo en los primeros 45 minutos. Ahí cambió golpe por golpe y hasta dispuso de algunas situaciones de cara a Caranta. Lo hizo sin Battión-Fredes pero con un Iván Pérez que se desdobló en las transiciones defensa-ataque, con un Velázquez desequilibrante ante Grana y su ex Grana(te), con un Pacheco que insiste con errarle al arco en franca posición de gol, con un Gracián que ha jugado uno de sus mejores partidos hasta caer en los más recientes vaivenes, con un Silvera, con Gabbarini que tapa las mismas que Hilario.
Si se advirtió una diferencia por parte de Lanús ha sido por el oficio, la experiencia y la calidad de su línea de medios. Schurrer no tuvo que cambiar sustancialmente el manual de estilo de Zubeldía. La renovación ha sido más bien anímica, ídem a la que experimentó Independiente con Mohamed. Su equipo, que lleva una tarjeta de siete puntos sobre nueve, se siente cómodo en el contraataque y en el desequilibrio final por las bandas. Si bien el actual no es el mejor momento de Blanco, aun así sigue siendo un generador de problemas por su toque rápido de balón y su pericia para jugar al vacío a la espalda de los defensores. Los defensores contrarios, en este caso, le dieron demasiadas ventajas. Pero Blanco no aclaró el panorama de Lanús. El Rojo fue el color que mejor se quedó tras el 0-0.
Fuente: Olé