Los investigadores están cada vez más convencidos de que la mataron “rateros improvisados” que se metieron en su casa creyendo que no había nadie. En la escena no quedó un solo peso
Más allá de las dudas preliminares, y las que persisten, los investigadores del crimen de la abogada jubilada Mabel Angélica Bonelli (68) están cada vez más convencidos de que fue víctima de “rateros improvisados” que se metieron en su casa cercana a la Terminal suponiendo que no había nadie y se sorprendieron al encontrarla, deslizaron fuentes de la pesquisa. El problema es que, más allá de descartar algunas sospechas, no hay pistas firmes por ahora para dar con el o los responsables, ya que ni siquiera está establecida la cantidad de personas que participaron del crimen.
Repasemos entonces lo que sí se sabe hasta ahora: que a Bonelli la encontraron –a las 8 de la mañana del viernes- dos pintores que trabajaban para ella desde hacía 16 años. Estaba tirada en el living de su vivienda ubicada en diagonal 74 entre 3 y 4, con un equipo de jogging y zapatillas. Tenía la cabeza destrozada a golpes, estaba boca abajo, con el tubo del teléfono en la mano y su fiel perro al lado. A esta altura vale hacer una aclaración: según allegados que frecuentaban a la víctima, el animal sólo era amigable con ella, por lo que resulta llamativo que no haya agredido a los intrusos (no había más sangre que la de Mabel) ni que éstos lo hayan lastimado.
Se cree que a la mujer la atacaron mientras miraba televisión tirada en el sillón (la frazada con la que se tapaba cuando hacía esto tenía manchas de sangre) y volvieron a golpearla cuando ya estaba en el piso, quizás porque intentó pedir ayuda por teléfono.
Una ventana del fondo estaba abierta y con un palo para mantenerla así. En un primer momento se especuló con que los homicidas pudieron dejarla de ese modo para simular la escena del robo, pero los investigadores están cada vez más seguros de que nada fue tan planificado. “Fue un hecho burdo”, resumió un pesquisa, estimando que “si querían matarla iban con un arma y listo”.
Los ambientes estaban revueltos, aunque aún no se determinó qué ni cuánto se llevaron. Sí está claro que dinero no había.
Por eso es que los investigadores de la DDI La Plata profundizaron la toma de testimoniales entre las personas que más contacto tenían con la abogada jubilada, que, en rigor, no son muchos: su ex cuñada, su prima, los pintores, y la mucama.
Quieren saber, entre otras cosas, si se manejaba con efectivo o con tarjetas. Para eso ya remitieron informes a varios bancos con los que trabajaba la víctima, dueña de varias propiedades. Al mismo tiempo, siguen analizando las últimas llamadas entrantes y salientes y las cámaras callejeras cercanas en busca de alguna imagen que ayude a identificar a, por lo menos, un sospechoso.
Bonelli fue asesinada entre las 21 del jueves y la 1 de la mañana del viernes. Aparentemente, quien lo hizo usó una estatuilla de mármol que decoraba la casa y ya no está.
Fuente: Diario Hoy