Aquellos que conocen bien a Joseph Blatter no pueden estar sorprendidos con el doble salto mortal al que lanzó al fútbol. Se trata, al fin y al cabo, de incorporar dos enormes mercados y culturas al negocio de la FIFA, Rusia 2018, Qatar 2022. Lo que hasta hace muy poco parecía impensable, es realidad. «Agradezco al Comité Ejecutivo, ya que con esos torneos llegaremos a nuevos territorios. El Mundial nunca estuvo en Europa del este ni en el cercano Oriente», destacó Blatter.
Cómo no estar feliz. Desde que llegó a la presidencia de la FIFA en 1998, Blatter se empeñó en marcar hitos. No le gustó nada el Corea/Japón 2002, primer torneo de sede compartida en la historia. Pero le salió salió bien, y Blatter pudo jactarse de haber organizado el primer Mundial en Asia. Después se dio el gusto de llevarlo a Sudáfrica y de devolverlo a Sudámerica (Brasil 2014).
Pero ayer dio el salto más grande. Eligió dos Estados en los que el dinero no es problema, con ingentes reservas de gas y de petróleo. La clave de la frase está en la palabra «millones», millones que ya no ofrecen potencias del fútbol como Inglaterra, España y Holanda, o países por los que el negocio del Mundial ya pasó, como Estados Unidos, Corea del Sur y Japón.
«¿Qué hicimos mal?», se preguntó el inglés Rio Ferdinand, una de las caras visibles de Inglaterra. No hicieron nada mal. Quizás estar pasados de moda. La apuesta es otra, relacionada con el cambio de la geopolítica y la economía internacional, y con el ascenso de nuevas potencias.
Por eso es que sirvió de poco el informe de la comisión evaluadora dirigida por el chileno Harold Mayne-Nicholls, en el que Rusia y Qatar figuraron últimas en cuanto a méritos técnicos. Influyen otras cosas. El diario brasileño «Zero Hora» lo sintetizó con precisión: «Rusia y Qatar: ganó el dinero».
Y Blatter es un hombre al que mucha gente le debe muchas cosas. Y todos son poderosos, todos pisan bien fuerte en el nuevo orden en el que el poder de Estados Unidos y de la «vieja Europa» declinan.
Con su permanencia al frente de la FIFA asegurada hasta 2015, Blatter tendrá entonces 79 años, y probablemente cederá el paso a un sucesor. A él le dejará que se encargue de la última frontera, el gigante que sabe organizar Juegos Olímpicos y Mundiales femeninos, pero al que le falta aún sustento para la mayor de las citas futboleras: China.
Fuente: La Gaceta