El poderío ofensivo de la Lepra rosarina fue demasiado para un Godoy Cruz que arrancó ganando y no lo pudo sostener.
Por todos esos argumentos futbolísticos que exhibió ayer, Newell’s es el mejor equipo del fútbol argentino, el que mira a todos desde arriba y el más goleador del torneo Final. El equipo de Tata Martino es una aplanadora que ataca todo el tiempo, con una intensidad y precisión prácticamente imposibles de llevar a cabo por otro equipo argentino. Pero además acude a la paciencia en los momentos más necesarios. Y este Godoy Cruz puede dar fe de ello.
El noble equipo de Martín Palermo pudo sostener el ritmo infernal de los rosarinos durante cuarenta y cinco minutos. Sí, porque fue en entretenidísimo primer tiempo en el que Godoy Cruz se paró de igual a igual y, con la misma propuesta de ataque que Newell’s, le devolvió el palo por palo, muchas veces manejando la pelota con mucho criterio. El Tomba se paró con personalidad en el medio y siempre trató de ser claro con el balón, y aunque sufrió algunas incursiones del local también generó peligro sobre el arco de Nahuel Guzmán.
En ese lapso, el Expreso contó con intérpretes prolijos como Castellani y Castro, un punzante Castillón y un Óbolo laborioso en el área.
Es interesante la apuesta de Palermo. De hecho, es similar a la de Martino. La gran diferencia radica en el tiempo de trabajo y en la jerarquía individual de algunos futbolistas como Maxi Rodríguez y Nacho Scocco.
Godoy Cruz sacó rédito del ida y vuelta sin respiro. Castillón hizo un quiebre y asistió en gran forma a Óbolo, quien definió con mucha calidad sobre la salida de Guzmán. Quizá el gran pecado del equipo mendocino fue no haber podido aguantar unos minutos más el 1 a 0.
Newell’s tiene a Scocco (26 goles en 35 partidos desde que volvió) y es un motivo suficiente como para jugar con ventaja. Su remate en el tiro libre se desvió en Castillón y se coló junto al palo izquierdo.
Lejos de bajar la intensidad, el complemento mantuvo la dinámica. El que bajó un poco los decibeles fue el Tomba, pero fue mérito exclusivo del equipo de Martino, que se lo llevó por delante con una convicción ofensiva notable. Desprendió laterales, sumó gente en ataque y, en una ráfaga letal, liquidó el pleito. Pero un rato antes de los goles de Pérez (favorecido por una carambola) y de Scocco ya había convertido a Ibáñez en figura.
El Tomba recibió una lección de fútbol del equipo de Martino. Repetir lo bueno del primer tiempo será la consigna para el futuro.
Fuente: Mas Deportes