París (PL) Con apenas 11 meses en el poder, el gobierno francés registra una pérdida de credibilidad y de confianza sin precedentes tras el escándalo provocado por la acusación de fraude fiscal contra el ex ministro de Presupuesto Jerome Cahuzac.
Aunque los rumores venían desde diciembre, fue el 2 de abril que estalló la tormenta, cuando Cahuzac confesó en su blog personal haber poseído desde hace 20 años una cuenta secreta en Suiza con 600 mil euros, monto que en 2010 traspasó a Singapur.
Poco después la televisión del país helvético afirmó que el ex funcionario había intentado colocar también allí unos 15 millones de euros en 2009, extremo aún no confirmado.
El fraude tiene una doble connotación, primero porque el presidente Francois Hollande había prometido una «República intachable» cuando asumió el gobierno, y segundo porque el funcionario sindicado era el encargado de controlar las cuentas públicas y luchar contra la evasión y el blanqueo de dinero.
Este caso ha provocado una ola de murmuraciones y un ambiente enrarecido en el país, donde incluso el ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, tuvo que salir al paso a las acusaciones en su contra de que también era poseedor de depósitos en Suiza.
Coincidiendo con el escándalo, la prensa publicó una investigación periodística internacional según la cual existen en el mundo unas 130 mil personas, entre ellas 130 franceses, con sociedades fuera de plaza, las llamadas offshore, instaladas en los paraísos fiscales de Islas Vírgenes, Caimán, Cook, Samoa y Singapur.
Uno de los nombres mencionados en tales actividades es el de Jean-Jacques Augier, quien fue tesorero de la campaña electoral de Hollande.
En un golpe de efecto para tratar de contener la tormenta, el gobierno decretó que antes del 15 de abril todos los miembros del gabinete deberán publicar la declaración de su patrimonio.
Se trata de una de las medidas anunciadas por Hollande dentro de una estrategia para mejorar la transparencia y que incluye el reforzamiento de la independencia de la justicia, la lucha contra los conflictos de intereses y la prohibición del ejercicio de cargos públicos a quienes hayan sido condenados por fraude fiscal.
El mandatario prometió la creación de un tribunal financiero, encabezado por un procurador especializado, con autoridad a nivel nacional para luchar contra la corrupción y la evasión de impuestos.
Además, el Gobierno reabrirá la fiscalía encargada de delitos económicos, que fue desmantelada por la anterior administración de Nicolás Sarkozy.
Hollande también se propone luchar contra los paraísos fiscales, tanto en Francia como en Europa, y aseguró que los bancos galos deberán entregar un listado de sus filiales en el exterior, país por país.
En el espectro político, las medidas no han podido aplacar los ánimos y las posiciones varían desde la necesidad de una reestructuración del gobierno hasta reformas más profundas para evitar la corrupción.
Durante los últimos días las críticas han estado enfocadas en el titular de Economía y Finanzas Pierre Moscovici, responsable directo del trabajo de Cahuzac.
Políticos y medios de la derecha tratan de promover la dimisión del ministro, tras poner en duda que no estuviese al tanto de los manejos financieros en el exterior de su subordinado.
Mientras, Pierre Laurent, secretario nacional del Partido Comunista Francés, reclamó al gobierno «un cambio de rumbo fuerte, global, concreto y rápido», y consideró que el Parlamento debería poner en el orden del día con urgencia la lucha contra el fraude y la evasión.
Una estrategia en ese sentido es necesaria, si se tiene en cuenta el impacto negativo que este escándalo ha tenido a nivel de la ciudadanía.
Según la más reciente medición, el índice de popularidad del presidente cayó hasta el 27 por ciento, el más bajo registrado jamás por un mandatario en su primer año de gestión.
Los sondeos muestran también la creciente desconfianza de la ciudadanía hacia los dirigentes, ya que una amplia mayoría de los interrogados consideran a los políticos como corruptos.
La onda de choque del escándalo de corrupción en Francia no sólo afectó al gobierno, sino que tuvo repercusiones en todo el continente; el tema de la evasión fiscal será incluido en el menú de la próxima cumbre de la Unión Europea.
Fuente: Prensa Latina