Este anuncio supone un primer paso para poner fin a casi 30 años de guerra.
El PKK se plantea proponer el alto el fuego a Turquía.
El mayor pueblo sin Estado del mundo lucha por su autonomía.
Los kurdos: un pueblo entre cuatro países.
El líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en sus siglas en kurdo), Abdalá Ocalan, ha pedido hoy a sus seguidores que dejen las armas y que abandonen Turquía. «Deponed las armas y cruzad las fronteras [de Turquía], vamos a cambiar la lucha armada por la lucha democrática», ha dicho Ocalan en un discurso escrito en turco y en kurdo que han leído dos diputados kurdos, ya que el líder del PKK cumple cadena perpetua en una prisión en la isla de Imrali.
«Vamos a hacer que se callen las armas, que el derramamiento de sangre de turcos y kurdos acabe. Éste es un proceso por el que las comunidades kurda y de Anatolia (refiriéndose a Turquía) pueden vivir juntas en paz», ha dicho también el mensaje. El discurso de Ocalan ha sido leído frente a cientos de miles de asistentes en Diyarbakir, la principal ciudad kurda de Turquía, en el sudeste del país, durante la celebración del Noruz o año nuevo persa, que es también la mayor festividad de los kurdos turcos.
El conflicto armado entre Turquía y el PKK se inició en 1984 y ha provocado la muerte de más de 40.000 personas, la mayoría militantes kurdos y también población civil. El PKK exige autonomía política para la región kurda en el sudeste de Turquía y el reconocimiento de toda una serie de derechos sociales. El Gobierno tuco, la Unión Europea y Estados Unidos consideran el PKK una organización terrorista.
Este anuncio de Ocalan era esperado con gran expectación en Turquía y supone un momento clave dentro de una serie de conversaciones que se inició a finales de 2012 entre el Gobierno y el líder del PKK.
El objetivo declarado de las autoridades con estas negociaciones era conseguir el desarme de la milicia y que sus miembros abandonaran Turquía, precisamente lo que hoy ha pedido Ocalan al PKK, por lo que ahora queda por ver cuál será la respuesta del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. Otra ronda de negociaciones iniciada en 2009 y conocida como el Proceso de Oslo por las reuniones que tuvieron lugar en la capital noruega, finalizó en fracaso en julio de 2011 y dio lugar a uno de los períodos más violentos del conflicto.
En esta ocasión, ambas partes han tenido ya varios gestos de apoyo al proceso. El PKK liberó la semana pasada, por orden de Ocalan, a ocho rehenes turcos, algunos de los cuales llevaban retenidos más de año y medio. El pasado enero, el Parlamento aprobó una ley que recogía expresamente por primera vez el derecho a defenderse en los tribunales en el idioma materno si es diferente del turco. Poder usar el idioma kurdo en la corte era una de las demandas clave del PKK.
Ahora, desde el lado kurdo esperan más gestos por parte de las autoridades turcas
Sin embargo, desde el lado kurdo esperan más gestos por parte de las autoridades, cuyos aviones han seguido bombardeando posiciones del PKK en el norte de Irak durante las conversaciones. «No puedes tener un proceso de paz si niegas las demandas de la otra parte», recordó en esta línea la semana pasada Gultan Kisanak, la copresidenta del Partido para la Paz y la Democracia [BDP, en turco], el principal partido legal prokurdo y al que pertenecen los dos diputados que hoy han leído la declaración de Ocalan.
Por su parte, y aunque es quien ha impulsado el actual proceso, públicamente Erdogan ha mantenido una postura ambigua al respecto. En una ocasión, llegó a decir que estaba dispuesto a beber «veneno de cicuta» si así garantizaba la consecución de la paz. Pero también ayer mismo dijo durante una reunión de su partido en el Parlamento que «realizar una concesión y dar un paso atrás está fuera de discusión». Además, ha repetido varias veces que su Gobierno tampoco considera la posibilidad de una amnistía para los militantes kurdos.
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