Píparo: los acusados en un silencio a gritos y Burgos contra toda la banda

“Qué digan la verdad soy una persona inocente”, disparó el sindicado tirador mirando al resto de los imputados. Dijo que Moreno “no da la cara” y López lo “engarronó”. A todo o nada

No aclares que oscurece, reza el viejo apotegma judicial. Carlos Burgos, el que aparece en las fotos de las crónicas haciendo gestos con sus dedos en forma intimidante, habló una vez y fue reconocido por la madre de la víctima y por un testigo presencial. Ayer, abrió la boca de nuevo. Un testigo lo vinculó con el arma que finalmente acabaría con la vida del bebé Isidro.

La desesperación comenzó a jugar en contra de los acusados junto a la presión de saberse condenados. El resto de los imputados sigue en silencio a gritos… Van diez días de juicio y las pruebas son cada vez más contundentes.

El eje del banco retornó ayer a la “banda” de la salidera, a su brazo “organizados” y a sus “ejecutores”. Cuando Burgos pidió volver a declarar, Carolina Píparo se abrazó a su esposo y le clavó la mirada.

“Que digan la verdad, soy una persona inocente –disparó Burgos-, le digo a (Luciano) López y (Carlos) Moreno que no me dejen preso, tendría que estar con mi familia yo, no entiendo nada”.

Burgos hablaba a gritos, como sobreexcitado. Ayer, el imputado Carlos Moreno tampoco estuvo en el banquillo: desde hace varios días, cuando lo sindicó Carolina, asiste al juicio, a pedido de su defensa, en una sala contigua, donde nadie lo ve, pero él sí puede escuchar.

Siempre frente a los jueces del Tribunal II Claudio Bernard, Silvia Hoer y Liliana Torrisi, Burgos continuó su descargo: “ellos se ríen y yo estoy sufriendo, Luciano no me engarronés, Moreno te vas de la sala, no das la cara, decime la verdad. El dolor que tengo en el corazón es algo feo, no puedo dormir, una cárcel no es un jardín”.

Y la lista sigue. “Juárez, Calvimonte, Silva, digan la verdad, soy inocente”, continuó Burgos. Se refería a Carlos Jordán Juárez, imputado como el líder de la asociación ilícita, Juan Manuel Calvimonte y Miguel “Pimienta” Silva, quien admitió durante la etapa de instrucción haber participado de la salidera “marcando” a Carolina y a su madre dentro del banco Santander Ríos de 7 y 42.

“Yo me tengo fe porque va a salir todo a la luz y me voy a ir a mi casa con mi familia. Burgos nunca estuvo en el hecho”, se dijo así mismo, como si hablara de otro, atacando, para defenderse. A todo o nada.

“Los empleados del banco estaban nerviosos”

El abogado Ricardo Bautista Albina, asesor legal del Santander Río en demandas civiles, confirmó ayer la reunión previa al juicio que mantuvieron con los empleados de la sucursal de 7 y 42, donde Carolina Píparo tenía sus ahorros.

“Los empleados estaban nerviosos” por el comienzo del juicio oral y su citación como testigos. “Ellos se sentían investigados”, reconoció Albina. “Se les recomendó que repasaran lo declarado” durante la instrucción “para colaborar con el juicio”.

Tal como adelantó Trama Urbana, los abogados de Píparo, Fernando Burlando, Gustavo Galasso y Silvia Petroff, denunciarán al banco al considerar que el principio de ejecución del delito se inició dentro de la entidad que habría generado las condiciones de inseguridad para que se consume el ataque. Los abogados demandarán a gerentes, empleados y abogados del banco por haber incurrido en los delitos de “encubrimiento y falso testimonio”.

“Era medio chambón su amigo”

Alfredo Ángel Onofri fue el testigo del allanamiento realizado en la casa de Carlos Burgos, después de la salvaje salidera.

Según Onofri, en una casa de 37 entre 123 y 124, “había un arma escondida debajo de escombros y basura, estaba rota, era calibre 22”.

La semana pasada, al declarar por primera vez, Burgos había dicho que “no tenía” armas. El 22 era del mismo calibre del utilizado para balear a Carolina (en la foto junto a su esposo).

Ayer, Burgos dijo que había salido de prisión una semana antes de la salidera. Y que el arma se la había regalado un amigo, con tres proyectiles, y que él no quería “saber nada” con eso. Su otro amigo –agregó-, se autohirió de un disparo porque “estaba rota”. “Era medio chambón su amigo”, le inquirió el fiscal Romero. “Sí”, respondió Burgos.

“Un día vino mi amigo a casa y me la devolvió porque no andaba, entonces la tiré en ese lugar donde la encontraron, no estaba escondida, se hundió con la lluvia”, deslizó Burgos con su poco creíble relato.

Fuente: Diario Hoy