La vuelta de Juan Román Riquelme a Boca no fue de lo mejor. Boca perdió ante un rival prácticamente descendido que hacía casi un año que no podía ganar. Pero lo peor del caso es el flojo nivel de este equipo de Carlos Bianchi, quien parece haberse metido en camisa de once varas.
Ante todo, Boca debe definir que clase de club quiere ser. Si tratar de recuperar esa imagen de ganador serio, o bien seguir emparchando de acuerdo a los estados emocionales de su irracional público. Perdón si incluímos a alguien que de verdad pueda estar en desacuerdo con las decisiones que viene tomando la dirigencia. Imaginamos que hay muchos también, que se oponen al ‘famoso’ clamor popular.
Román Riquelme no jugó un buen partido pero lo más patético es que no fue de lo peor de este Boca vilipendiado, a pesar de que hacía 8 meses que no jugada. El nivel de muchos de sus jugadores es tan flojo que pasarle una pelota al compañero ya hace de un futbolista algo de otro planeta. ¡Qué mal que está nuestro fútbol!.
Es por este mismo motivo que todo Boca ha permitido este ‘desaguisado’ que significó el regreso del polémico ídolo al primer equipo. A no ser que el hincha de Boca no le importe nada de nada y sólo disfrute con ver al ’10’ caminando y tocando alguna pelotita cada tanto en medio de un partido. El tema no debería pasar por acá.
De ser así, se contrapone con la idea exigente que clamó por la salida de Julio Falcioni porque el equipo no salió Campeón en los últimos Torneos y no jugó el Fútbol ‘lucido’ que pretende el exigente simpatizante.
Boca no está haciendo las cosas como se debe. Comenzando por el Presidente, llegando hasta los hinchas. Hay que ser sensatos más allá de los resultados.
El primer tiempo de Riquelme fue malo como el del resto pero en los primeros 20′ del segundo tiempo, cuando Boca salió decidido a descontar, se vio que el equipo giró en torno a su figura. Esto también se dio un poco porque Unión le dejó toda la iniciativa a Boca y Riquelme la tomó porque a todos la pelota le quema. Y más en momentos como éste.
Pero pasado ese momento, cuando Unión empezó a salir de nuevo, todos los muchachos de Boca hicieron agua. Esto va más allá de Riquelme. Boca está en problemas y parece que no es el rumbo para solucionarlo. Seguro que podrá ganar algún partido y perder otros. ¿Pero que es lo que está construyendo para el futuro?. Este es el punto.
Dentro de esta desazón, Carlos Bianchi, además, tiene otros condicionantes: más allá de que se pueda discutir las capacidades individuales, también hay futbolistas en muy bajo nivel, caso Guillermo Burdisso, defensor que había llegado de Arsenal con alma recia y con presencia en ambas áreas, y hoy no está pasando por un buen momento.
No se trata de apuntar sólo a Burdisso, sino ejemplificar con él porque era uno de los que tenía buena imagen. Ni que hablar de otros rendimientos. El desconcierto de algunos dirigientes es tal que alguno hasta pensó, en la semana, de ofrecerle el retorno a Hugo Ibarra, de 38 años por más que fuera desmentido. Bianchi también se encuentra preso de la rotación.
El técnico ve que trata de equilibrar desgastes, pero pasa de dar un paso para adelante a dar dos para atrás. Cuando piensa que encontró un punto de apoyo tras la igualdad sin goles ante Tigre, en Victoria, al partido siguiente la repite, pero sufre muchísimo ante All Boys, donde cayó por 0-2 y Ustari evitó la goleada.
Cuando siente que el equipo puede volver a despegar tras un triunfo clave ante Barcelona, en Ecuador, por la Libertadores, vuelve a retroceder casilleros ante el humilde Unión… ¿Qué hacemos con este Boca?.
Fuente: Urgente24