Mirlande Manigat busca ser la primera presidenta electa de Haití

Manigat se ha presentado con un programa que basa en tres ejes: conformar un equipo de gobierno «competente y honesto», la elaboración de un plan de desarrollo «lúcido» y «por etapas», con objetivos y medios que garanticen su realización y un «cambio radical de actitud» de lo que define como gobernantes «incapaces y corruptos».

La política no es algo ajeno a la candidata que las encuestas sitúan como favorita en las elecciones de Haití este domingo, la conservadora Mirlande Manigat.

Y es que Manigat es una ex primera dama de 70 años experta además en Historia y Relaciones Internacionales, diplomatura del renombrado Instituto de Ciencias Políticas de París y doctorado de la Universidad de la Sorbona incluidos, manifestó DPA.

Como esposa del ex presidente Leslie François Manigat, derrocado por un golpe de Estado en 1988, apenas unos meses después de asumir la presidencia, la representante de la conservadora Agrupación de Demócratas Nacionales Progresistas (RDNP), una formación cristianodemócrata de la que es cofundadora, tiene larga experiencia en los complicados manejos del poder en Haití.

Algo que, de cumplirse los sondeos que insistentemente la ponen a la cabeza de la carrera electoral, podría venirle muy bien de cara a una presidencia que, en vista de los incontables problemas que afronta Haití, promete ser difícil desde el día uno.

Manigat se ha presentado con un programa que basa en tres ejes: conformar un equipo de gobierno «competente y honesto», la elaboración de un plan de desarrollo «lúcido» y «por etapas», con objetivos y medios que garanticen su realización y un «cambio radical de actitud» de lo que define como gobernantes «incapaces y corruptos».

Con todo, no es amiga de hacer promesas grandilocuentes y, de hecho, admite que la reconstrucción del país tras el devastador terremoto de enero, será algo que costará «dinero y tiempo».

«Por desgracia no veo el despegue del país antes de diez o 15 años», dijo en entrevista con la agencia dpa en vísperas de los comicios.

Porque, subraya, los «muy graves» problemas que tiene Haití no empezaron el 12 de enero.

«El terremoto fue revelador de los problemas permanentes y, claro, los agravó», afirma y reconoce que además, de convertirse en presidenta, tendrá que reorientar sus prioridades para poner a la cabeza la epidemia de cólera, el último latigazo que sufre el país más pobre del hemisferio occidental.

Senadora hasta que dimitió en protesta por lo que calificó de «irregularidades» en las elecciones presidenciales de 2006, donde el actual mandatario René Preval derrotó a su esposo, actualmente es vicerrectora de la Universidad de Quisqueya de Puerto Príncipe, un ámbito, el académico, en el que tiene una larga experiencia, incluido su paso por la Universidad Simón Bolívar de Caracas.

De hecho, su estancia durante casi ocho años en Venezuela (1978-86) le permitió finalmente aprender el español que ya tarareaba desde joven con los temas «aprendidos de memoria sin conocer su sentido» de algunos de sus artistas favoritos, entre los que destaca a la cubana Celia Cruz y la Sonora Matancera con sus «canciones inmortales», según cuenta en su presentación electoral.

Católica confesa y abuela de tres niñas, entre su música favorita también están «clásicos religiosos» como la Misa Solemne de Beethoven, el Requiem de Mozart o los cantos gregorianos y dice sentir «simpatía» por la obra de autores haitianos como «Sweet Micky», el músico Michel Joseph Martelly que se ha convertido en la carrera presidencial en uno de sus contendientes más directos.

Asegura ser muy madrugadora -se levanta cada día a las 4 de la mañana- porque le gusta trabajar en esas primeras horas en que «empieza el día», aunque dice también sacar tiempo para disfrutar, en sus ratos libres, de las novelas policiacas, con «debilidad» por las de Agatha Christie, así como de la televisión, de la que se confiesa «fanática».

De ganar la presidencia logrará un hito: aunque en la agitada historia política de Haití ya existe el precedente de una mujer presidente, Ertha Pascal-Trouillot (1990-91), Manigat sería la primera mandataria electa, ya que su antecesora asumió el poder de forma provisional tras uno de los numerosos golpes militares que ha sufrido Haití.

Llegaría al poder al frente de un partido que ella describe como «capitalista con un rostro humano» y con el modelo fijado, según la revista «Time», en «exitosos políticos de izquierda latinoamericanos moderados como Luiz Inácio Lula da Silva», aunque sus críticos han manifestado su temor a que Manigat pretenda «proyectos autoritarios para ampliar los poderes presidenciales».

Fuente: El Universal