Un escándalo que mezcla ingredientes policiales y políticos centra por estas horas la atención de los chaqueños. El hijo de una diputada nacional, de 22 años, preso desde diciembre a raíz de una denuncia por robo, habría logrado la complicidad de dos de sus guardias para salir de la cárcel, cometer un robo, repartir el botín y volver a la celda como si nada hubiese pasado.
El sorprendente plan es la principal hipótesis que trabaja la fiscal Graciela Griffith Barreto, la funcionaria judicial a cargo del caso. Mientras tanto, Facundo Campos, hijo de la diputada kirchnerista Gladys Soto, fue trasladado a otro centro de reclusión y los policías sospechados están detenidos.
La historia tiene un voluminoso contexto, alimentado sobre todo por los antecedentes de Campos, que en los últimos años viene acumulando denuncias relacionadas con arrebatos y agresiones. Su madre siempre atribuyó esas causas judiciales a operaciones políticas en su contra y a un ensañamiento policial con su hijo.
El hecho más reciente fue en diciembre pasado, cuando una maestra que llegaba a su casa fue atacada por un hombre en moto que la golpeó para quitarle su bolso. “Soltá la cartera, hija de puta”, le ordenó. Los gritos de la mujer alertaron a varios vecinos, que interceptaron al ladrón. Lo derribaron y luego le dieron una paliza. Cuando llegó la Policía, lo identificaron rápidamente: era Campos.
La docente contó que cuando llegó a la comisaría para radicar la denuncia, la diputada Soto ya estaba en la sede policial, junto a una abogada, reclamando la liberación del muchacho. En un caso anterior de características similares, testigos relataron que el joven, para protegerse de una golpiza, advirtió que era hijo de una legisladora.
En diciembre se dispuso que Campos fuera trasladado “por razones de seguridad” a una comisaría de La Escondida, 70 kilómetros al oeste de la capital chaqueña.
El viernes pasado, a la madrugada, un ciber de un barrio de la localidad fue asaltado por dos ladrones.
Uno de ellos le disparó al dueño del negocio con una posta de goma, como la que usan los policías. Luego se fueron en una camioneta.
El dueño del ciber recordó que uno de los ladrones tenía un tatuaje en un brazo. Cuando lo describió, el comisario sintió que era un dibujo que ya había visto. Más precisamente, tatuado en Campos. Luego, la fiscal confirmó la presunción y ordenó la detención de los policías. El hijo de la diputada fue trasladado a otra comisaría.
Fuente: Clarìn