Fue después de la “vergüenza” que confesó el ministro de Defensa por el hundimiento del buque Santísima Trinidad
No son buenos tiempos para el ministro de Defensa Arturo Puricelli, y en el Gobierno lo saben. Primero fue la retención durante más de dos meses de la Fragata libertad en Ghana, de la que se tuvo que hacer responsable por orden de la Presidenta. Y justo cuando parecía superado aquel conflicto con el retorno del buque escuela a la Argentina, otro barco emblema de la Armada -el Santísima Trinidad- se fue a pique mientras estaba amarrado en Puerto Belgrano.
Ayer por la tarde Cristina Kirchner citó a Puricelli en Olivos. Sin embargo, nada informó la Casa Rosada de lo conversado en ese encuentro como tampoco en los otros que la Presidenta mantuvo ayer con sus ministros. Tampoco en el Ministerio de Defensa brindaron información.
Por la mañana, Puricelli había reconocido en declaraciones radiales que ya había conversado con la mandataria sobre el hundimiento del Santísima Trinidad, pero se excusó de dar más detalles de ese diálogo: “Lo que hablo con la Presidenta no lo comento en los medios”. Es que el ministro de Defensa ya había confesado el martes que se le “caía la cara de vergüenza” de tener que explicarle a Cristina que “se hundió un buque amarrado en el Puerto”.
Asimismo, el funcionario había denunciado “negligencia o sabotaje” y le solicitó al jefe de la Armada, Daniel Martin, que acelere el sumario interno y le entregue un informe detallado con “una explicación sólida” de lo que sucedió para poder aplicar “sanciones” por el hundimiento del buque.
En este contexto y en medio tanto hermetismo oficial, es probable que Puricelli haya conversado ayer con la Presidenta de las conclusiones de ese informe -que ya habría sido entregado por Martin- y hayan analizado los pasos a seguir.
Fuente: La Razòn