El mendocino entró en la historia de la prueba al convertirse en el primer argentino en ganar una etapa en la exigente categoría de los autos. Fue el más rápido entre Córdoba y La Rioja y marcha 5° en la general.
Orlando Terranova hizo historia ayer en el Rally Dakar al convertirse en el primer argentino en la historia de la prueba que logró ganar una etapa a bordo de un auto. Los créditos locales ya habían dejado su huella sobre los cuatriciclos. Los hermanos Patronelli son los abanderados, pero la de los quads es una categoría en desarrollo, donde la cantidad y la calidad de participantes es mucho menor que la que hay entre las motos y los coches. Y de ahí la importancia de la patriada del mendocino, que con su BMW fue el más veloz en el décimo tramo de la competencia. Orly unió Córdoba con La Rioja, con 353 kilómetros cronometrados, con 2m07s de ventaja sobre el español Nani Roma (Mini). Terranova a la vista.
“Es mi primera victoria y la de Paulo (Fiuza, su copiloto portugués), así que estamos muy contentos. El auto va bien y mañana toca Fiambalá. Vamos a ir tranquilos porque queremos superar Fiambalá. Hemos intentado no cometer errores, porque las pistas eran muy estrechas y el riesgo de pinchar era muy elevado. El objetivo es seguir haciendo una buena carrera sin cometer errores. Ya nos pasó en la cuarta etapa y perdimos mucho tiempo”, sostuvo un exultante Terranova, que ascendió al quinto puesto en la clasificación general, beneficiado por el abandono del qatarí Nasser Al-Attiyah, fuera de carrera luego de haber chocado anteayer contra un árbol. Orly está a 1h58m49s del líder, el francés Stephane Peterhansel (Mini). El galo manda con comodidad entre los autos, con 52m38s de ventaja sobre el Toyota del sudafricano Giniel De Villiers.
Lucio Alvarez, el otro argentino que se luce en la categoría, marcha 15° en la general a bordo de su Toyota luego del sexto puesto de ayer. La travesía continuará hoy con la 11ª etapa, que será la última que se correrá por completo en tierra argentina y que enlazará La Rioja con la catamarqueña Fiambalá.
Fuente: LA Razòn