De diferentes maneras, Humberto Grondona, subdirector de Selecciones Nacionales, y Marcelo Trobbiani, el entrenador del Sub 20, se refirieron a la cercana eliminación en el Sudamericano. Pase, lea…
Ningún triunfo en tres partidos, apenas un empate, butacas vacías en el estadio, llantos de futbolistas menores de veinte años que se forman acá, y acá no hay mucho. Técnico con apellido sólido, coordinador con apellido de peso, con cero autocrítica, con futuro como entrenador del Sub 17. Periodismo apresurado, marketinero, lobbysta, encandilado por los apellidos, desconoce de preparación, de armado de un equipo, por ósmosis no sabe nada del deporte más popular. Perdona nuestros pecados.
Una de las caras del fracaso del Sub 20 en Mendoza tiene nombre y apellido: Humberto Grondona, subdirector de Selecciones Nacionales, que analiza el momento insólito de este equipo de Marcelo Trobbiani: “No estoy bien. Estoy pensando y analizando lo que pasó, esperemos poder clasificar. Estamos viendo el por qué de esta situación”, dijo. “Traté de evitar a mi padre (Julio Grondona), pero no pude. El me echa la culpa a mí, por eso trato de evitarlo. Cuando hablé con él fue porque tuve un inconveniente en un entretiempo, pero me habló bien y me alentó, algo que hace poco. Si no me dijera nada, sería peor”. Si Humbertito (ya el diminutivo genera complejo de inferioridad) apela a la gracia, al chiste fácil cuando cita a su progenitor, el perdona nuestros pecados queda chico. El debe hacerse cargo. Como Carlos Bilardo, el hombre que está en todas las fotos y en ningún lado hace espuma…
“Quiero que Marcelo tenga la oportunidad hasta 2015, que es hasta donde tiene contrato. Esto ya lo viví en Talleres de Córdoba, es muy difícil recomendar a una persona”, siguió Grondona, el hijo. En la nota que le dio al programa Estudio Fútbol, por TyC Sports, se despidió de esta manera, con carcajadas: “Manden un salvavidas”.
“La AFA te da todo los medios para trabajar con tranquilidad, luego se verá el informe que pase este cuerpo técnico. Todavía quedan dos fechas, aunque Argentina tiene una libre”, avanzó Humbertito. Y sí, declaró Trobbiani, el conductor del colectivo mal estacionado: “Es muy difícil que continuemos en el Sudamericano, pero tenemos una luz de esperanza. No les reprocho nada a los chicos. Estamos doloridos, pero hay que seguir. No improvisamos nada. Entrenamos mucho pero las cosas no se dieron. Si las cosas no te salen de arranque tenés que buscar soluciones y por eso los cambios”.
Rey de la teoría, amparado en su apellido y en lo poco inquisidores que fueron quienes le hicieron la nota, Grondona corporizó su pensamiento: “El fútbol tiene imponderables. Vinieron con mucha ansiedad, hoy con la camiseta no ganás más. No podés llegar y decir que vas a salir campeón”. Y se fue a la banquina: “Me quiero golpear la cabeza con la pared. Quizá sea el culpable de esto por ser tan generoso”.
Desconsolado, tal vez el más creíble en el sentimiento, Alan Ruiz se sinceró: “No podemos explicar lo que nos pasa. La ansiedad nos jugó en contra”.
Fuente: La Razòn