El boleto mínimo de colectivos pasó a costar 1,50 pesos y el de trenes 1 peso.
Los nuevos valores constituyen una suba promedio del 40 por ciento para quienes paguen en ambos medios con la tarjeta SUBE.
Quienes no lo hagan, deberán abonar el doble, de acuerdo con lo dispuesto oficialmente.
El Gobierno nacional oficializó el aumento de tarifas del transporte público de pasajeros del área metropolitana de Buenos Aires, que comenzará a regir desde hoy, por lo que el boleto mínimo de colectivo subirá de 1,10 a 1,50 pesos y el de trenes a 1 peso.
Lo hizo a través de una resolución del Ministerio de Interior y Transporte, publicada este jueves en el Boletín Oficial.
De este modo, y tal como anunció en la noche pasada el ministro Florencio Randazzo, el boleto mínimo de colectivos costará 1,50 pesos y el de trenes, 1 peso.
«¿Saben cuánto aumentó del 2001 al 2012? 47 por ciento ¿Saben cuánto debería haber aumentado si no estaba subsidiado? 500 por ciento», afirmó Randazzo en un intento por defender el incremento.
Los nuevos valores constituyen una suba promedio del 40 por ciento para quienes paguen en ambos medios con la tarjeta SUBE.
Quienes no lo hagan, deberán abonar el doble, de acuerdo con lo dispuesto oficialmente.
De acuerdo con la resolución, los grupos exceptuados del ajuste son:
— Jubilados y/o pensionados.
— Beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo.
— Beneficiarios de la Asignación por Embarazo.
— Beneficiarios del Programa Jefes de Hogar.
— Personal del Trabajo Doméstico.
— Veteranos de la Guerra de Malvinas.
— Otros beneficiarios que se establezcan en el futuro.
Durante los próximos 90 días (hasta el 21 de marzo), quienes estén en alguno de los grupos para los que no corren los incrementos y no tengan personalizada la SUBE podrán pagar sin el aumento mostrando su credencial de la ANSeS o el comprobante de que pertenecen a uno de esos grupos.
Según el Ministerio de Interior y Transporte, «la política de transporte público de pasajeros de carácter urbano y suburbano desarrollada por el Estado Nacional, tiene entre sus objetivos centrales el mantenimiento de tarifas razonables, aplicando como instrumento las compensaciones tarifarias y logrando una política de redistribución del ingreso hacia los sectores de menores recursos».
«Las mejoras constatadas respecto del salario real de la población, acompañadas por una marcada caída de los índices de desocupación, permitieron que parte del déficit de cobertura de los costos de explotación de los servicios de transporte urbano y suburbano fueran atendidos mediante la reestructuración de sus niveles tarifarios», añadió el texto oficial.
A pesar de los incrementos, «el Estado sigue financiando la tarifa del transporte público en un 71 por ciento», destacó Randazzo.
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