Bajará alícuotas vigentes para la industria por un total de U$S20.000 M, que se suman a los U$S22.000 M. ya otorgados en 2012.
Nuevas reducciones impositivas a las ya anunciadas este año, que fueron de 22.000 millones de dólares, serán promovidas por la administración federal brasileña, según anticipó el ministro de Hacienda, Guido Mantega. Aunque en este caso el descenso arancelario será de US$ 20.000 millones, de acuerdo a lo revelado por el mencionado funcionario.
Durante un encuentro con periodistas, Mantega afirmó que las nuevas reducciones de impuestos serán permanentes y esenciales para mejorar la competitividad de la economía brasileña, informa hoy el diario Infobae.com
Si bien el titular del área económica de Brasil explicó que no será permanente la reducción del Impuesto a los Productos Industrializados (IPI), que tiene caráctertemporario, sí lo será la inclusión de diversos sectores de la industria en un nuevo cálculo de la contribución previsional, que reducirá los costos laborales para las empresas.
Mantega destacó que los estímulos puntuales para determinados sectores, como por ejemplo el de los automóviles y los electrodomésticos de la línea blanca, concedidos a lo largo de 2012, fueron necesarios en su momento para evitar despidos, según la agencia oficial de noticias china Xinhua.
El ministro de Economía destacó que gracias a la solidez fiscal, su país está pagandocada vez menos intereses de la deuda pública. Algo que abre espacio parareducciones permanentes de impuestos, sin perjudicar el equilibrio de las cuentas públicas.
Estancados
Cuando la presidenta Dilma Rousseff asumió el poder hace un par de años, prometió “eliminar los obstáculos que todavía inhiben el dinamismo de nuestra economía”. Entonces, nadie podía culpar a los brasileños por creer en ella.
La mayor economía de América Latina estaba recuperándose de la crisis financiera global y creciendo a una tasa anual de un 7,5 por ciento. Hoy, sin embargo, la economía brasileña es cualquier cosa menos dinámica, advierte el sitio Portafolio.co
Brasil lleva un año y medio casi estancado y durante el tercer trimestre del 2012 su economía creció apenas 0,6 por ciento respecto del trimestre anterior, menos de la mitad de lo proyectado.
Y no es que Rousseff no lo esté intentando, pero lejos de estimular el tipo de inversiones que ella espera, sus esfuerzos parecen estar logrando lo opuesto.
Desde que la economía se estancó, Rousseff lanzó una batería de medidas de estímulo y nuevas regulaciones, la mayoría diseñadas para reducir el llamado ‘costo Brasil’, una combinación de impuestos, problemas de infraestructura y otros obstáculos que frenan el crecimiento y encarecen los negocios en Brasil comparado con otras grandes economías.
En su opinión, recortando los costos, Brasil puede construir una economía impulsada por las inversiones privadas en vez del gasto de consumo que alimentó el crecimiento en el pasado.
El problema, dicen los economistas, es su aproximación.
En lugar de buscar reformas amplias para reducir costos en toda la economía, Rousseff optó por iniciativas de choque para controlar los precios en sectores aislados.
En vez de reformar las costosas regulaciones tributarias y laborales, busca reducir el precio de la gasolina, la electricidad y los préstamos bancarios.
“No hay un plan general, simplemente una serie de medidas de corto plazo repletas de contradicciones.
¿Sorprende en absoluto que el crecimiento sea decepcionante?”, dijo John Welch, analista para América Latina de CIBC World Markets Inc en Toronto.
Combinadas, las políticas de Rousseff son un esfuerzo equivocado por microgerenciar la actividad económica, dijo Arminio Fraga, un expresidente del banco central.
Pero las medidas están también causando una contracción en algunas áreas de la economía, en la medida en que las compañías temen una intervención estatal.
El resultado es menos inversiones, no más. Brasil invierte mucho menos que otras grandes economías emergentes, menos de un 20 por ciento de su PIB, comparado con más de un 40 por ciento en China.
Y las inversiones han caído durante cinco trimestres consecutivos. Otra es la democracia multipartidista de Brasil, la cual impide reformas más profundas.
mdzol.com