SEÚL.- Corea del Norte tiene una carta triunfal en el poker por su controvertido programa armamentístico. El régimen celebra en Pyongyang el lanzamiento exitoso de un cohete de larga distancia Unha-3, que fortalece la posición del joven gobernante, Kim Jong-un (foto). Pero el país empobrecido y fuertemente militarizado corre el riesgo de quedar aun más aislado. Según fuentes norcoreanas, un cohete portador llevó al espacio un satélite de investigación y lo puso en órbita. Corea del Sur y Estados Unidos confirman ese dato pero no creen que haya sido un satélite y condenan al régimen comunista porque ven por atrás una prueba tecnología para un misil intercontinental con capacidad para una ojiva atómica, que podría alcanzar incluso América del Norte. La reacción internacional en contra del lanzamiento fue inmediata, liderada por Corea del Sur, por Japón y por EEUU, que advirtió que habrá «consecuencias». El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó ayer la prueba, al considerarla una clara violación de resoluciones de ese organismo contra el desarrollo misilístico. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificó la acción norcoreana como un «acto de provocación», y advirtió que puede impactar negativamente en las negociaciones de paz y de seguridad en la región.
Reuters-DPA